Aurelio Maroto

El subinspector-jefe de la Policía Local de La Solana hubiera preferido no recibir ninguna medalla. Pero el 23 de noviembre de 2016 realizó una intervención de alto riesgo que no ha pasado desapercibida. Se enfrentó cara a cara al hombre que acababa de asesinar al director de la sucursal de Caixabank. Por desgracia, no pudo evitar esa muerte, pero probablemente sí evitó males mayores.

Medio año después, Antonio Velasco (La Solana, 1971) luce la medalla al mérito policial de Castilla-La Mancha. Se la otorgaron oficialmente el pasado 28 de abril en Toledo, aunque un viaje le impidió recogerla en persona. La concejala de Seguridad Ciudadana, Manuela Castaño, lo hizo en su nombre. El propio Ayuntamiento de La Solana había propuesto a su jefe policial para tal distinción, al igual que la Asociación de Jefes de Policía.

“Un hecho tan desgraciado ha dado lugar a este reconocimiento; ojalá no me lo hubieran dado nunca”, lamenta en declaraciones a Radio Horizonte-La Solana. Ya le hubiera gustado quedarse en jefatura, moviendo papeles, aquella fatídica mañana. Eso sí, agradece el interés de la Corporación Municipal y de sus colegas por proponerlo.

“Lo peor de todo es que este hombre falleció y no se pudo hacer nada”. En efecto, cuando llegó el hecho estaba consumado. “Me limité a poner los medios para minimizar la situación y evitar consecuencias aún peores”, señala. La naturalidad de su relato camina paralela a la naturalidad de su acción. “Hice lo que tenía que hacer, nada más”. Afirma que en absoluto se puso nervioso mientras se puso el chaleco antibalas, salió disparado al lugar de los hechos, cortó el tráfico y se puso frente al asesino. “Preocupado sí, nervioso no”. “Mi único objetivo era la persona que esta armada y que no hubiera daños colaterales”.

Si hay algo importante en un funcionario policial es estar preparado para una acción rápida, enfatiza. Da igual que el agente trabaje en Albacete o en Villahermosa. Los sucesos no conocen a nadie. “Si estás bien preparado sabes cómo actuar con el menor riesgo posible para ti mismo y para terceros, por eso la formación es clave”. Velasco cree que los policías de Castilla-La Mancha lo están. “Recibimos mucha formación a través de prácticas de tiro, cursos de intervención y actuación en lugares violentados”. “Ese adiestramiento es decisivo”.

El impacto de este reconocimiento es evidente y reconoce sentirse abrumado. “Estoy algo sobrepasado por todo lo que está saliendo, sobre todo en las redes sociales”. Quiere dejar claro que sólo cumplió con su obligación. “Otro compañero hubiera actuado igual, pero ese día el agente más cercano era yo”. “No hay que magnificar una actuación que hice con la normalidad que exige mi profesión”.

Sabe que en la policía puedes pasar de héroe a villano en un santiamén y que lo mejor es que tu trabajo pase desapercibido. “Creo que la ciudadanía valora lo que hacemos, pero muchas veces más por cosas negativas”. Se refiere a la típica denuncia de tráfico, que a menudo causa discusiones incluso crea enemigos. “Esas cosas tapan otras actuaciones”. “Es habitual intervenir en reyertas, cacheos a gente o identificaciones de vehículos sospechosos donde nunca sabes qué te vas e encontrar. Eso se ve menos y también forma parte de nuestra labor cotidiana”.

Sin dudarlo, Antonio Velasco preferiría seguir siendo un servidor anónimo. Esa medalla vale lo que vale, por supuesto, pero hubiera dado cualquier cosa por no tenerla, a cambio de saludar cada mañana a Alfonso Muñoz.