Elena Torres

Elena Torres. Estudiante de MUFPS

No cabe duda de que vivimos en un mundo cada vez más globalizado donde se hace necesaria la comunicación como herramienta principal para la negociación y el entendimiento. Por ello, en las últimas décadas ha crecido la importancia del aprendizaje de idiomas, cada vez más valorados en nuestra sociedad. Por supuesto, entre todos ellos, el inglés destaca por su versatilidad y relativa facilidad en su uso a la hora de entrar en contacto con diferentes culturas a lo largo y ancho del planeta, ya que es el segundo idioma más hablado del mundo.

A pesar de ello, el aprendizaje del inglés no es ninguna novedad en nuestro país. Sin embargo, en España siempre hemos tenido el inglés como asignatura pendiente, un muro que muchos españoles son incapaces de sobrepasar. ¿A qué se debe esta famosa dificultad para aprender inglés? ¿Por qué somos uno de los países europeos con peor nivel en idiomas? Habrá quien argumente que se trata sencillamente de una falta de capacidad para poder aprenderlo de forma adecuada, pero existen también otros motivos. No es nada despreciable el hecho de que, mientras en otros países se introduce el inglés a los más pequeños a través de numerosos recursos, en España seguimos anclados en la idea de que lo extranjero no debe traspasar nuestras fronteras más de lo necesario. Prácticas tan comunes en nuestros países vecinos como pueda ser ver películas y series en versión original con subtítulos, leer noticias de medios ingleses y aprovechar cualquier oportunidad que se presente para practicar el idioma extranjero, son prácticas casi impensables en nuestro país. Sobran excusas: es más cómodo ver las series dobladas, leer las noticias en las versiones en español de las páginas web de los periódicos internacionales, y huir despavoridos de cualquier extranjero porque no se sabe suficiente inglés como para entablar conversación con ellos cómodamente. Además, aprender inglés es caro, conlleva mucho tiempo y nos negamos a salir al extranjero si no es de la mano de un guía turístico que nos saque las castañas del fuego.

Hay, sin embargo, ciertos proyectos que han llamado la atención por su potencial para resolver el problema del inglés y de otros idiomas en España. Se trata de los famosos programas bilingües, cada vez más populares en los colegios e institutos. La idea tras ellos es sencilla: en lugar de aprender los conocimientos básicos en español, se pueden enseñar también a través de otro idioma, de forma que se matan dos pájaros de un tiro.

Hay tanto defensores como detractores de estos sistemas de enseñanza, y habría que analizar las ventajas y desventajas.

Programas BilingüesEl problema principal que impide el progreso de los programas bilingües es la falta de formación de una parte importante del profesorado. Los profesores cuentan con una buena formación en contenidos, pero en ocasiones resulta escasa en pedagogía y en idiomas, y muchas veces depende de la propia voluntad de los profesionales de la enseñanza que decidan seguir formándose tras la etapa de educación universitaria.

Además, en el caso de los programas bilingües, muchos profesores apenas cuentan con el nivel en idiomas mínimo para poder dar clases de sus asignaturas en un idioma extranjero. Y, por desgracia, existen todavía pocos recursos para solucionar este problema. Un programa bilingüe involucra a toda la comunidad educativa, y es imposible que pueda llevarse a cabo si no hay suficientes profesionales que puedan impartir clase en un segundo idioma. Por ello se han dado casos en el pasado en los que la enseñanza bilingüe ha sufrido una reducción considerable del nivel de los contenidos y un nivel más bien bajo de inglés, de forma que los alumnos ni aprendían más idiomas, ni aprendían más sobre la materia que estudiaban.

Esta es una de las principales razones por las cuales los programas bilingües pueden parecer un fracaso, lo que lleva a la sociedad a pensar que no merece la pena invertir dinero ni tiempo en estos planes educativos. Sin embargo, cada vez se exige a los profesores niveles más altos de competencia en idiomas, y los errores que pudieran surgir en los primeros años de experimentación con el bilingüismo ya han comenzado a subsanarse. Existen cada vez más centros educativos con programas exitosos que preparan a sus alumnos bilingües de forma muy eficaz.

Está en nuestras manos cambiar la mentalidad de nuestra sociedad para poder valorar los idiomas extranjeros. Al contrario de lo que muchos piensan, no somos unos negados para las lenguas. El problema reside en la inestabilidad del sistema educativo y en la escasez de recursos para la correcta formación del profesorado.