Oporto es la segunda ciudad más famosa de Portugal, tras Lisboa, y es conocida tanto por sus puentes sobre el río Duero como por su vino. Es una ciudad pequeña y se recorre fácilmente en un fin de semana. Un paseo por la Ribeira al atardecer, ver la puesta de sol desde el puente Luis I, perderse por el Mercado del Bolhao, subir a la Torre de los Clérigos, tomar alguno de sus tranvías, comer una francesinha o tomar unas copas de vino en alguna de las bodegas de Vila Nova de Gaia, son solo algunas de las muchas cosas que ver y hacer en Oporto.

Podemos empezar por su casco antiguo, con sus callejas llenas de historia, donde podremos disfrutar de las hermosas fachadas de azulejos y los típicos balcones portugueses. Además, un paseo al atardecer por la ribera del Duero, entre el Puente Don Luis I y el Puente de Arrábida, es uno de los imprescindibles de Oporto. Es uno de los lugares más famosos y concurridos de la ciudad, con sus fachadas de colores y las terrazas llenas de gente para comer un buen bacalao o tomar un buen vino. Y ya en la zona, desde la Ribeira se puede realizar el crucero de los 6 puentes por el río Duero, uno de los mejores tours y excursiones en Oporto, con unas vistas increíbles de La Ribeira y de Vila Nova de Gaia.

Pero Oporto tiene otros muchos atractivos históricos y arquitectónicos. Uno de ellos  es la Torre de los Clérigos, el mejor mirador de Oporto, desde donde tendremos unas vistas panorámicas del centro histórico de la ciudad, siempre y cuando subamos los más de 240 escalones que tiene su escalera. En cuanto a la iglesia es de estilo barroco y fue construida en el “cerro de los ahorcados”.

La segunda visita obligada es la de la Sé o Catedral de Oporto, del siglo XII, uno de los edificios más antiguos y el más importante de las construcciones religiosas. En una ciudad llena de iglesias, la sobria catedral destaca por su bonito claustro decorado con azulejos del siglo XIV. Desde aquí puedes acceder a la Casa do Cabildo, donde se exponen objetos religiosos considerados como “el tesoro de la catedral“.

La catedral, declarada Monumento Nacional, está situada en la parte alta de la ciudad, en el barrio de Batalha, donde también podemos ver una columna decorativa, antiguamente utilizada para ajusticiar a los delincuentes.

Finalmente debemos mencionar la estación de ferrocarril de San Bento, de principios del siglo XX, que destaca por sus fantásticos murales, sobre todo al atardecer, cuando el sol hace brillar sus más de 20.000 azulejos que los componen. En esas escenas se puede ver cómo se vivía antes de la llegada del tren a la ciudad, además de representar algunos de los acontecimientos más relevantes de la historia de Portugal.

De visita obligada: Librería Lello

Una de las visitas que nadie debe perderse en su viaje a Oporto es la Librería Lello. Se trata de un edificio neogótico de inicios del siglo XX que en los últimos tiempos se ha convertido en una visita de interés mundial, hasta tal punto que actualmente se cobra una entrada de tres euros por visitarla. Eso sí, te los descuentan si compras un libro. Se encuentra en el centro histórico de la ciudad.

Antes de entrar es importante fijarse en la fachada de estilo neogótico, impresionante por sí sola, pero sin desmerecer las ventanas y las dos figuras que lo flanquean. Ya dentro llama la atención la imponente escalera además de los techos que aparentan ser madera, pues en realidad es una simulación realizada con yeso tallado. Una enorme vidriera llena de luz la estancia.

Aunque sin duda es la escalera la que se ha convertido en el blanco de todas las fotos de los visitantes por su originalidad y belleza. Se trata de una escalera con un gran ascenso vertical que presenta una curiosa disposición, terminando en dos accesos laterales a la estancia superior. Al igual que con el techo, en su construcción se ha usado la técnica del yeso pintado para toda la impresionante ornamentación.