El arte de hacer pan desde 1974

Corría el año 1974 cuando, Pedro Mateos-Aparicio, comenzó a cocer pan en La Solana por cuenta propia “por primera vez”, sí, entre comillas, porque su historia viene de mucho más tiempo atrás.

Allá por el año 1920, su abuelo, Antonio Mateos-Aparicio, que venía de trabajar en los molinos de agua donde se molía trigo ubicado en el “Blanquillo”, decide establecerse con su propia panadería en la calle Cárcel Vieja, comenzando así esta tradición panadera.

Antonio tuvo 4 hijos, siendo el más pequeño de ellos, y padre de Pedro, quien seguiría con la tradición panadera aunque de forma independiente, estableciéndose en la calle Don Rodrigo sobre el año 1940 tras finalizar la guerra civil. Padre de 4 hijos, tres mujeres y un varón, moriría a la temprana edad de 59 años cuando Pedro, el más pequeño de sus hijos, apenas contaba con 19 años de edad.

Izq.: Pedro Mateos-Aparicio repartiendo con el carro pan de cruz en los años 60. Dcha.: Pedro Mateos-Aparicio junto a su mujer, María Manuela, y sus hijos, Pedro Antonio y Miguel Ángel elaborando masa en la panadería en los años 90.

Pedro Mateos-Aparicio, nacido en el año 1948, ya ayudaba a su padre siendo niño al igual que lo hacían sus hermanas, pero estas, al ir cumpliendo años fueron independizándose. La mayor se fue de religiosa a la Orden de San Vicente de Paul, posteriormente su segunda hermana se fue a vivir a Alicante y la tercera a Madrid, quedando Pedro y su madre solos. A los 14 años de edad, Pedro tuvo que comenzar a trabajar de forma ajena porque su padre, al caer enfermo, tuvo que cerrar la panadería.

Se fue a trabajar a una panadería situada en la calle Ancha, donde realizaba labores de reparto de pan de cruz y roscas en un carro arrastrado por una mula. Allí paso 14 años, hasta que, el 4 de agosto de 1974, decide establecerse por cuenta propia, justo un año después de haberse casado. Comenzó junto a su mujer, María Manuela García-Abadillo, un panadero que llevaba trabajando varios años en el oficio y la maquinaria básica, una amasadora, una refinadora y un horno para cocer el pan blanco, o pan de cruz, además de un Citroën 2cv para repartir, esos fueron los primeros pasos.

Al poco tiempo comienzan a elaborar nuevos productos como roscas, bollos, barras, tortas, magdalenas, mantecados, etc., siendo el primero en adquirir en la población una máquina para la elaboración de barras de pan, ya que estas, no eran elaboradas por ninguna panadería más. Con los años fueron incorporándose al negocio sus hijos, el primero de ellos Pedro Antonio, luego Milagros y posteriormente Miguel Ángel, quienes fueron un gran impulso para poder realizar una mayor y variada elaboración de productos.

Pedro Mateos-Aparicio horneando magdalenas y masa para pan en los años 70

Como anécdota, Pedro recuerda que, hace ya varios años, cuando estaba en auge la industria textil en La Solana, un matrimonio que venía de Madrid le pregunto si realizaba roscones de reyes, el cual le respondió que en La Solana no se vendían. Entonces, el matrimonio le propuso si se atrevería a elaborar 20 roscones para llevárselos a Madrid. Pedro acepto y comenzó a buscar los elementos necesarios para elaborarlos. Hizo varios más, unos 50 o 60 para vender en la localidad, y su sorpresa fue que, tuvieron tanto éxito que los vendió todos, incluso le faltaron, y cuando pasaron las fiestas el matrimonio volvió para felicitarlo porque sus roscones habían tenido un gran éxito también en Madrid. A raíz de aquello comenzó todos los años a elaborar roscones de reyes, es más, estuvo 4 o 5 años elaborándolos solamente él, ya que, ninguna otra panadería de la localidad los hacía.

Durante este año 2018 está panadería familiar ha contado con dos grandes acontecimientos, por un lado, realizaron una reforma en su establecimiento para contar con unas instalaciones más modernas y atractivas y, por otro lado, al estar dentro de la IGP (Indicación Geográfica Protegida) Pan de Cruz, han sido premiados a la elaboración de este pan en los Premios Gran Selección de Castilla-La Mancha.

A día de hoy, Panadería Pedro Mateos, cuenta con una extensa elaboración de productos, tanto diarios como en fechas señaladas; pan de cruz, barras, bollos, roscas, chapatas, pulgas, roscón de reyes, viejas, palmeras, cruasanes, donuts, bambas, pepitos, bizcocho blanco, mantecados, magdalenas… en definitiva, un sinfín de productos de sobra conocidos por toda la población solanera.

Los tiempos han cambiado mucho, los años han pasado, Pedro, ya jubilado, ha pasado el testigo a sus hijos, quienes seguirán sin duda con esta tradición familiar durante muchas décadas más.

Izq.: María Manuela junto a su hija Milagros horneando pan de cruz en los años 90. Dcha.: Pedro Mateos Aparicio horneando pan de cruz.

Texto: Ayer&hoy

Fotos: Panadería Pedro Mateos