Elegante y señorial, Santander bañada por el mar Cantábrico es una ciudad perfecta para visitarla caminando. Podemos verla en dos días disfrutando de su famosa bahía, una de las más bonitas del mundo, así como de su Gran Casino o su Palacio de la Magdalena. Pero debemos de ir preparados porque hay mucho más que ver.

Iniciamos el recorrido por su casco histórico en donde destacan los jardines de Pereda. Como además no es muy grande lo mejor es dar un paseo por sus calles, descubrir poco a poco sus monumentos y dejarse llevar por su aire distinguido. Lo primero que le llamará la atención es la majestuosidad de las fachadas de sus bancos, muy importantes para Santander, así como su plaza Porticada, uno de los lugares con más vida de la ciudad y todo un símbolo, ya que se construyó para ser el nuevo centro de la ciudad después de que un incendio arrasara Santander en 1941.

Al lado, encontraremos la iglesia del Cristo y la catedral, frente a la iglesia de la Compañía. Desde la plaza del Ayuntamiento nos acercaremos hasta el Museo Municipal de Bellas Artes o hasta la Casa-Museo y Biblioteca Menéndez Pelayo, uno de los grandes pensadores de esta tierra.

La tarde será el momento idóneo para conocer el Santander marítimo caminando junto a la  zona del muelle donde conoceremos la famosa Grúa de Piedra, de 30 toneladas. A pocos metros, se encuentra el Palacete del Embarcadero, desde donde sale un pequeño barco que nos dará una vuelta por toda la bahía. Al regreso pasaremos junto al Club Marítimo Puertochico y frente a llamativos edificios como el Planetario o el Palacio de Festivales, hasta llegar al Museo Marítimo, a partir del cual se inicia su serie de playas donde, según el tiempo, podremos refrescarnos y pasar el resto de la tarde.

El segundo día dedicaremos la mañana a conocer la Península de la Magdalena, uno de los entornos de Santander más bellos y especiales. Sugerimos descubrirla caminando hasta llegar a una explanada que nos conducirá hasta la joya de Santander: el Palacio de la Magdalena. En el descenso, encontraremos tres auténticas carabelas, una réplica de las de Cristóbal Colón, y un divertido mini-zoo donde podrá ver animales marinos como focas, pingüinos o leones marinos sumergidos en el agua que llega directamente desde el mar.

Por la tarde recorreremos la avenida de la Reina Victoria y los bellos jardines de San Roque, hasta llegar al majestuoso y emblemático Gran Casino que, creado en 1916, parece presidir la ciudad y contribuye a aumentar esa sensación de cuento en el que le parecerá estar. Así hemos llegado a la zona más popular de la costa de Santander: El Sardinero. Un lugar ideal para un baño, si es en verano, en cualquiera de sus magníficas playas.

Para finalizar el viaje, no puede perderse uno de los momentos más especiales del día: un atardecer desde el mirador de la plaza de Italia.

El Santander comercial

Si te gustan las calles anchas y donde se ubican las tiendas de las grandes marcas, tienes que poner rumbo a Juan de Herrera, a su paralela San Francisco o la perpendicular calle de la Lealtad; en el corazón de la ciudad. Avenidas que comunican la plaza Velarde o plaza Porticada con la plaza del Ayuntamiento. También San Fernando, calle que llega hasta Cuatro Caminos, está llena de tiendas.

Interesante también pasar por calle del Medio y la calle del Arrabal donde recientemente han abierto muchas tiendas de gente joven, establecimientos diferentes que seguro te encantarán.

En toda esta zona, además de tiendas encontrarás muchos puntos de interés cultural. Es el llamado “anillo cultural”, área delimitada por diferentes espacios y monumentos como el arte, la historia y la cultura como protagonistas. La torre y Museo de la Catedral, el Centro Arqueológico de la Muralla Medieval y el Refugio Antiaéreo. Y por supuesto, el futuro Centro Botín, cuya silueta ya domina en los jardines de Pereda.

Santander también se ha subido al tren de las últimas tendencias comerciales. Ese nuevo aire late en el barrio de la Florida. En los alrededores del archivo Menéndez y Pelayo. Además de tiendas curiosas encontrarás pastelerías y locales donde tomar un vino que merecen una mirada.