Ino Crespo, Asesora de imagen

Ino Crespo, Asesora de imagen

Múltiples sensaciones y pensamientos nos invaden cada vez que tenemos la Navidad tan cerca, cuando las calles cambian su ritmo, su color y su luz. Queramos o no es una época en la que nos sentimos de muy diversas maneras, a nadie le resulta indiferente, incluso para aquellos que desearían que no existieran estas fiestas y les gustaría “desaparecer” 2 semanas.

Hay una Navidad para cada etapa de nuestra vida. Desde la ilusionante ficción de la niñez que te mantenía expectante, hasta que algún hermano mayor o amiguito sabiondo desarmaba tu inocente credulidad. De ahí pasamos a la Navidad negociada, donde las expectativas de tener lo que querías era proporcional al éxito de tu libro de notas, y más adelante también el permiso a salir de noche. Esas fiestas de fin de año, que nos hacen creer que el año que comienza es la gran oportunidad de seguir intentándolo.Ino-IMG_3521

Crecemos, y nuestra Navidad sigue ahí llenándose de ilusiones, de decepciones, de pérdidas y de logros, donde el archivo de los recuerdos, bien te acercan, o te alejan, de esta celebración, que, cada año de tu vida, aun siendo igual, esperas diferente.

A pesar de los sentimientos encontrados que despiertan estas fechas, ¿a quién no le gusta que le sorprendan con un detalle especial? Los comercios lo saben, y, desde noviembre, nos convertimos en un gran escaparte. Desde la tostadora al pendiente, desde las chuches al perfume, la “consola” y la bici, todos pretenden ser objetos de deseo para que elijamos lo que más pueda ilusionar a nuestros seres queridos.

Pero hemos cambiado en nuestros hábitos de compra, y no sólo porque compremos también a través de Internet, sino porque damos otro valor a lo que compramos, y buscamos sorprender de forma especial a quien lo recibe. «Qué le compro si tiene de todo» decimos, a la vez que cada vez valoramos más hacer sentir y sorprender con bonitas experiencias a nuestros amigos y allegados, antes que regalar para abarrotar su armarinuevas sensacioneso.

Hay madres que renuncian a sus tratamientos de belleza, para poder cubrir las necesidades de sus hijos, padres que no se permiten un viaje en el puente, para que su hijo se vaya de intercambio, y más ejemplos de renuncia.

Yo, estos días, apuesto por lo agradable que es que te mimen, haciéndote sentir más guapa, con una piel radiante o un cabello reconstruido y lustroso, en un ambiente especialmente pensado para ello. O lo relajante que puede resultar un Spa, una cena especial, un fin de semana alejado de los problemas.

Unas entradas para ese concierto ansiado… O sea sorprender esta Navidad, como regalo, con un mundo de sensaciones, que no de cosas, para hacer sentir a la otra persona que es, y eres, importante.

Feliz Navidad y salud para 2015.