Artajona es una pequeña ciudad histórica situada en la región de Navarra, en el norte de España. Es especialmente conocida por su encanto medieval, con una fortaleza bien conservada llamada “El Cerco de Artajona”, un punto de interés importante para los visitantes. La fortaleza, construida en el siglo XI, está rodeada de grandes murallas de piedra con torres y puertas, lo que la convierte en un excelente ejemplo de arquitectura militar medieval. Se trata de la fortificación medieval mejor conservada de Navarra.


La fortaleza medieval está formada por 14 torreones almenados, aunque en la actualidad sólo se mantienen 9 repartidos a lo largo de la muralla, y para acceder a su interior, el visitante debe atravesar uno de los dos primitivos portales que se conservan, el de San Miguel y el de Remahua. Pasear por su interior permite al visitante retroceder en el tiempo hasta la época medieval e imaginar el recinto lleno de reyes, nobles a caballo, juglares y obispos vestidos con pesados ropajes.


La imagen señorial de las murallas está coronada por la Iglesia de San Saturnino, un templo de estilo gótico construido sobre las ruinas de un templo románico. Esta iglesia también formaba parte de la defensa, como reflejan sus robustos muros y contrafuertes.


Asimismo, sus calles adoquinadas, sus casas rústicas y su ambiente tranquilo le confieren un atractivo atemporal. Artajona presume de ser el único lugar en el mundo donde las campanas se bandean al revés. Actualmente conserva cuatro campanas, dos de ellas romanas.


Su rica historia, que se remonta a la época romana y su importancia durante la Edad Media, la convierten en un destino fascinante para los amantes de la historia y los viajeros que buscan una experiencia auténtica en la España rural.

Basílica y la Virgen de Jerusalén

La basílica barroca de Nuestra Señora de Jerusalén, fue construida entre 1709 y 1714, y se encuentra a la salida de Artajona dirección Pamplona. El interior de la iglesia combina varios estilos de épocas diferentes con coloridos frescos, pero todo el protagonismo se lo lleva la Virgen y la hornacina que la guarda. Accediendo al interior de esta basílica, se podrá admirar una talla románica de la Virgen de Jerusalén, patrona de Artajona, labrada en cobre esmaltado. Es curiosa por su pequeño tamaño, 30 cm de altura, por su tipología, por el material con el que está hecha y por la leyenda que le envuelve. Según cuenta la tradición piadosa local, Godofredo de Bouillon, líder de la Primera Cruzada y protector del Santo Sepulcro, se la regaló en 1099, a Saturnino de Lasterra, capitán artajonés como premio por su valerosa participación en las cruzadas en Tierra Santa. Esta leyenda es representada en los encuentros con la Historia de Artajona que se celebran en Artajona en agosto. La Virgen viste una larga túnica y manto decorado de rombos y medias lunas. También tiene cubierto la cabeza con un velo que alcanza hasta los hombros. El Niño Jesús en cambio, tiene una túnica y sobrepelliz enriquecido con motivos burilados que fingen círculos dentro de rombos, más un manto que le cubre los hombros y vuelve sobre la rodilla izquierda.