Ahora, la tendencia la creas tú para ir cómoda

Ino Crespo/Asesora de imagen

Ser original, sencilla, romántica, sorprendente, arriesgada, muy fashion o muy natural. Todos estos estilos, y más que se me quedan en el tintero, están a tu alcance a la hora de diseñar tu boda. Quiero hacerte un recorrido en el tiempo, para aportarte ideas e influencias de cada momento social en el estilo de los trajes de novia.

A principios del siglo XX, los vestidos eran largos y de talle alto. Los de color blanco eran símbolo de estatus, no de pureza como se creía, pues las clases más modestas vestían de negro. Tras la Primera Guerra Mundial, se libera a la mujer de corsés y trajes ajustados; los vestidos se acortan, se baja el talle y se realizan en terciopelo, pieles blancas, tejidos de gran movimiento, adornados con hilos plateados y luciendo vistosos tocados en el pelo.

En los años treinta, hay un retorno al romanticismo victoriano, donde las mujeres lucen vestidos más sensuales y ajustados al cuerpo de corte al bies, y tejidos pesados y brillantes, especialmente satén y velo prendido a una corona de flores. Los años cuarenta son los años de la posguerra y la sobriedad se impone, con trajes de dos piezas con flores y tocados de tela. En los años cincuenta, aparece la elegancia femenina de la mano de Dior, que impone la figura de reloj de arena con vestidos más largos y lujosos.

Los años sesenta nos retrata la sociedad del amor libre y la libertad sexual que, junto al movimiento hippie de los setenta, nos revela novias de gustos infantiles con velos cortos, y tocados de flores naturales. Se imponen para las más atrevidas los vestidos mini de la mano de la diseñadora inglesa Mary Quant, y los amplios y desestructurados de corte bohemio. Los años ochenta representan el gusto por un estilo más elaborado, la llamada era neobarroca, donde los corsés, los encajes, las mangas abullonadas recrean la novia ideal, de la que es símbolo Lady Di en su boda con el Príncipe Carlos de Inglaterra.

La década siguiente trae de la mano una época de crisis, que da paso al minimalismo, donde la máxima del gran arquitecto Mies Van der Rohe, de “menos es más”, se traslada al mundo de la moda, en la cual el traje de novia pierde protagonismo con líneas muy puras, dejando al descubierto la personalidad sin artificios.

Y hemos llegado a los tiempos actuales, donde, como comentaba, las novias tienen una gran cantidad de propuestas para poder componer su imagen propia, elegir elementos que combinen bien, entre las tendencias más de vanguardia, y otras más clásicas, románticas, naturales, etc.…

Es todo un arte que, con intuición y buen asesoramiento, te dará el estilo adecuado que buscas. Ahora, la tendencia la creas tú, para ir cómoda sin sentirte disfrazada. Hay una tendencia a ir despeinada y maquillada de tutorial de YouTube, por miedo a verse muy desnaturalizada. No te equivoques, las fotos no resisten en el tiempo esas imágenes despeinadas.

Un cabello bien cuidado, aunque peinado de forma natural, se nota. Y un maquillaje que resista el efecto de cara venida a menos, no lo hace cualquiera. Además de que el estilo del vestido requiere que el estilismo de tu rostro y tu cabello le den caché al conjunto. Lo ideal es seguir tu intuición y ponerte en manos expertas que sepa darle forma a tus ideas.

Si quieres realizar alguna consulta, puedes hacerlo en mi mail de ino@inopeluquerias.com o en el de esta revista ayeryhoyr@gmail.com