Fidel Torres / Periodista

Este mes la edición de Ciudad Real de Ayer&hoy trae dos grandes novedades. Una, su nuevo diseño. Otra, revolucionaria, es que a partir de ahora la revista cuenta con una edición totalmente interactiva. No será un PDF del ejemplar de papel, sino un producto que añadirá posibilidades que van desde reproducir vídeos hasta poder entrar en contacto directo con personas a través de videoconferencias. Todo ello desde un móvil, tableta u ordenador. Y, lógicamente, gratuito.

Por ello Miguel Ángel Gómez, editor de Ayer&hoy, me ha solicitado un artículo que refleje cómo, desde mi experiencia en periodismo en papel, ha sido la evolución tecnológica hasta poder llegar a esta Revista Digital Interactiva (RDI).

Mi primer contacto con la prensa escrita se remonta a 1978 cuando siendo estudiante de 4º de periodismo, tuve que completar mis conocimientos teóricos de la facultad con los prácticos de los talleres de un diario. El escogido fue Pueblo. Allí conocí todo lo que había sido la tecnología de la información durante los últimos cien años: enormes rotativas de dos colores, decenas de linotipias, cientos de trabajadores, cajistas, expertos de fotomecánicas…. Pero aquello era el pasado. Dos años antes había nacido en Madrid un diario que sería revolucionario en todas las áreas periodísticas, y entre ellas la tecnológica: El País. Así que, gracias a la ayuda de mi profesor de tecnología, pude vivir en él lo que ya era el futuro de la prensa escrita. El diseño de las páginas se seguía haciendo igual que en Pueblo: una maqueta en papel pautado con sus columnas, un tipómetro (una regla negra o de plástico transparente) y un lápiz de dos colores, rojo por una punta y azul por la otra. Estas herramientas era lo único que quedaba del pasado, pues los nuevos talleres eran una oficina repleta de secretarias que tecleaban en unas máquinas de las que salía una cinta perforada. Dicha cinta pasaba a unas grandes computadoras (tipo armario) que convertían las cintas en columnas de texto impreso en papel fotográfico: la fotocomposición. Las tiras de texto se pegaban en cartones del tamaño de la página, se les sumaban las fotografías, también en papel, y así quedaban montadas las páginas del diario. El siguiente paso era pasarlas a fotolitos (negativos fotográficos) con los que se hacían las planchas para los rodillos de las rotativas.

Esta tecnología fue imponiéndose en pocos años en todos los diarios de España hasta aproximadamente los años 90, cuando llegó la segunda revolución. Yo había trabajado ya en tres diarios distintos cuando, en Toledo, Diario 16, instaló en la redacción de La Voz del Tajo, en 1992, los primeros Macintosh. Era informática pura en manos del redactor. El periodista tenía la maqueta completa de la página en la pantalla y lo único que tenía que hacer era escribir la noticia hasta rellenar los huecos destinados a titulares y textos. Las fotografías se añadían posteriormente y, desde allí, la página se enviaba a una filmadora que sacaba los fotolitos finales. Desde ese momento se arrinconaban las máquinas de escribir y los redactores lo hacían directamente en el ordenador, sin intermediarios.

Poco a poco los ordenadores se van imponiendo, al principio los Mac (profesionales), pero muy pronto los PCs (más populares), con un gran abaratamiento de costes. Los programas usuales son el QuarkXpress (original de Mac) y el PageMaker para PC, que siguen en la actualidad.

Pero la revolución más importante la viví sobre el año 96, en Ciudad Real, cuando Meyca organizó una jornada para explicar algo que me pareció ciencia ficción. Tras dos horas de sesión salí del aula con los pies fríos y la cabeza caliente, sin ni siquiera aprender el nombre de la maravilla presentada: Internet. Pero dos o tres meses después ya tenía correo electrónico en mi ordenador y empezaba a navegar por diversas páginas web. A partir de estas estaba claro que pronto los diarios serían digitales. De hecho ya los había en España desde 1994 y El País se estrena como tal en 1996. A partir de entonces se desata una carrera desenfrenada por crear diarios digitales aunque el papel se mantiene con fuerza hasta 2008. Pero la crisis económica, con la gran caída de la publicidad, da la puntilla a los diarios en papel. El resto ya todo el mundo lo conoce.

Pese a ello las revistas se mantienen en los kioscos. Entre ellas Ayer&hoy que tuvo la valentía de apostar por el papel impreso en el momento en el que todos le daban la espalda. Y es esa revista la que, aprovechando las últimas tecnologías (las que en 1978 nadie soñaba), viaja en paralelo por la Red, para llegar con mucha más información a su móvil, tableta u ordenador.

Sin olvidar nunca que la Revista Digital Interactiva (RDI) de Ayer&hoy es prensa escrita, igual que lo es en soporte papel.