Tres años sin estación de penitencia (en 2019 llovió en Manzanares) dan para hacer cábalas. Una tradición de siglos no puede acabarse por una pandemia. Al menos es lo que piensa la Hermandad de la Santísima Virgen de los Dolores de Manzanares, con sede canónica en la Iglesia de la Asunción, que mantiene todos sus actos litúrgicos, salvo la procesión por restricciones sanitarias, con un gran impulso a la actividad social y solidaria de la cofradía, que ha cumplido ya sus 77 años de historia.

El compromiso cofrade, la devoción hacia esta Dolorosa en Manzanares y comarca, el querer ser útiles ayudando a los demás, el poso patrimonial y la gran familia que forman sus 300 hermanos son pilares suficientemente sólidos como para aventajar a un coronavirus que ha dejado de momento las imágenes en los templos, pero no por ello han dejado de ser visitadas.

Izq.: Desfile procesional de Viernes Santo en la década de los años 60. En el centro y en la fotografía de la derecha: mantos y sayas de la Virgen expuestos recientemente en la exposición ‘Tesoros de María’.

Curiosos fueron sus orígenes. Ningún hombre participó en su fundación, fue un grupo de mujeres conocidas popularmente como ‘las señoras de Manzanares’ las que adquirieron la imagen de la Virgen en los talleres Arte Granda; eran de alta alcurnia, devotas y apasionadas del arte religioso, eligieron la mejor talla (es una talla completa, no de candelero), cuya autoría (descubierta recientemente en una restauración) es de Eduardo Pino, escultor pacense, el único que ha expuesto su obra estando vivo en el Museo del Louvre. Este hecho hace sacar pecho a la cofradía hoy día, “estamos muy orgullosos de todas las mujeres que constituyeron esta hermandad y del interés por adquirir y preservar para el futuro un patrimonio que, aunque no tan abundante como en otras, es de una calidad increíble”, arguye Jesús Fernández-Pacheco Rodríguez, actual hermano mayor.

Esta ‘rama femenina’ se ocupaba de la conservación de la imagen, de su ajuar, de los cultos, y de la toma de decisiones, pero para procesionarla invitaron a estudiantes que la portaron en andas, “al principio no podían formar parte de la hermandad hasta que el número de estudiantes fue en aumento y se constituyeron como ‘rama masculina’, conviviendo ambas en perfecta armonía hasta que en 1945 se fusionaron en una sola hermandad, también conocida como de los estudiantes y vinculada a las Hijas de la Caridad y a las Hermanas de la Misericordia De Sees”, explica Jesús.
El interés por el arte y la imaginería se plasma desde los comienzos, sea de las mujeres o de los estudiantes y cofrades, muchos de ellos artistas y otros licenciados de profesiones como arquitecto, abogado, médico…, además de muchos técnicos y oficiales del Ayuntamiento. El ajuar de la Virgen Dolorosa de Manzanares es único, algunos de los vestidos datan del siglo XVIII, procedentes de las bisabuelas de las mujeres fundadoras, continuando la tradición ahora con grandes bordadores como Antonio Villar, uno de los más reconocidos de Andalucía; o Javier Cabrero, de Membrilla. Lienzos y estandartes son acuñados por artistas de la localidad, como Cantalejo, Juan Sánchez o Francisco Nieto y en orfebrería destaca su cruz de guía, de Manuel Seco, el mismo que hizo numerosos enseres de la Macarena de Sevilla.

Hasta el año 1984 su calendario de procesiones estaba muy apretado de Jueves a Sábado Santo, en representación de la imagen dolorosa y como Virgen de la Soledad. A partir de entonces solo celebra su salida procesional los Jueves Santo por la tarde, siendo intención de la Hermandad la recuperación del tradicional rezo del santo rosario de los 7 Dolores por las calles de Manzanares una vez la situación sanitaria lo permita.

1ª foto: Recogida de alimentos para la ONG Basida. 2ª foto: Virgen entronizada en su antiguo paso de palio con motivo del triduo en su honor en la parroquia de la Asunción. 3ª foto:  Cristo de la Humildad. 4ª foto: Entrega de juguetes a Cruz Roja.

La corriente o estilo penitencial de esta hermandad es otro aspecto fundamental de su ADN. Si en el origen era de carácter manchego, sobrio, austero y sin bordados, a finales de los 80, con el cambio de la junta directiva, se tornó a un espíritu andaluz, más en concreto cordobés, adquiriendo palio, faroles de cola, candelería, mantos bordados en oro, etc., si bien ambas corrientes se mantienen hoy en día, visibles en su oratorio u otros elementos.

Desde 2007, la Virgen Dolorosa ha procesionado junto al Santísimo Cristo de la Humildad, un crucificado vivo expuesto al culto en el oratorio de la casa de hermandad. Es una imagen académica que portan los más jóvenes de la cofradía en la salida penitencial, dando así protagonismo a la nueva generación, a la que siempre se intenta implicar en las actividades cofrades.

Los dos últimos años de Semana Santa con COVID se ha recuperado la parte más social y solidaria de la hermandad, a través de Cruz Roja y Basida, con diversas operaciones de recogida de alimentos, juguetes, etc. La más reciente fue la recogida de comida e higiene para bebés en la exposición ‘Tesoros de María’ que organizó la hermandad del 23 de febrero al 7 de marzo, “fue todo un éxito, la visitaron 250 personas y recogimos en torno a 300 productos entre pañales, papillas, potitos, etc.”. También recientemente entregaron más de 300 litros de leche para Basida, en la Operación 200, “todo lo que vayan necesitando, les daremos respuesta organizando alguna actividad para que la ciudadanía acuda y responda solidariamente”, afirma el hermano mayor, que insiste en que esta hermandad es ante todo una gran familia a la que se debe cuidar con propuestas que mantengan viva esta tradición.

Texto: Oliva Carretero Ruiz
Fotos: Hermandad Virgen de los Dolores