Este 2024 hace 40 años de la fundación de Industrias Zamarbú, pero su experiencia viene de muchos más años atrás.
Debemos remontarnos al año 1949, cuando, Pedro Martín-Buro Caba, fabrica su primer remolque para la finca en la que trabajaba como mecánico en Espeluy, un pequeño pueblo de la provincia de Jaén, donde, además, nació su primera hija, Juani.
Años más tarde, Pedro Martín-Buro Caba comenzaría su andadura en Manzanares, aproximadamente en el año 1951, junto a otro socio, su cuñado Jesús Martín Zaballos, en una pequeña habitación de alquiler.
Los primeros años fueron muy difíciles, sin prácticamente una peseta. Tras mucho trabajo, sacrificio, penurias, esfuerzo, tesón y una constancia inigualable, se consigue crear y consolidar la empresa “Construcciones Agrícolas Marzabú”, que llegó a ser un referente nacional e internacional en la fabricación de maquinaria agrícola.
Con el tiempo, y como consecuencia de la disolución de Marzabú, aparece Industrias Zamarbú hace 40 años, aunque con una experiencia de 75 años.
Ya desde sus orígenes, Industrias Zamarbú participó en proyectos tan innovadores como la Central Eólico Solar, un proyecto de energía verde en 1984, algo inimaginable. Curioso además porque se montaban las grúas más grandes que se podían montar en aquella época, cuando por entonces las grúas eran algo prácticamente desconocido o raro.
En 1987, Industrias Zamarbú fabricó un semirremolque de aluminio basculante de laterales abatibles, cuyo diseño sigue en vigor hoy en día con la mejor tara del mercado y con una diferencia muy importante con respecto a la competencia.
Asimismo, la digitalización, y la investigación, desarrollo e innovación (I+D+I) pronto estuvieron presentes en la empresa con la instalación de una red informática de control de costes de producción en 1988 y, un año después, Industrias Zamarbú había diseñado un camión de mantenimiento que andaba por la vía del tren, con su grúa y su castillete. Pero no un camión cualquiera, sino que tenía la capacidad de entrar en cualquier paso a nivel y era válido para el ancho, tanto de Renfe, como para vía internacional, de metro o de vía estrecha. Es decir, cuatro anchos de vías diferentes. En su historia, Zamarbú ha tenido más de 30 patentes y al menos 5 de ellas son de rigurosa actualidad.
En 1993, el nuevo modelo productivo y una capacidad en aumento fue el detonante de una constante expansión internacional. El comienzo de la década de los 2000 supuso un punto de inflexión en la implementación de tecnología de corte de alta precisión, y así, año tras año, para contar hoy día con la última tecnología en soldadura láser. En el año 2009, el aumento de la oferta productiva mediante la implementación de nuevos materiales y complementos, tuvo como consecuencia la ampliación de las infraestructuras. En el año 2011 y, siempre preocupados por el servicio, se crea un taller dedicado exclusivamente a servicio postventa y alquiler, venta y reparación de maquinaria, recuperando el histórico nombre de Marzabú, un guiño sentimental a sus orígenes.
Un antes y un después: “Zamarbú es sagrado”.- Volviendo a los inicios de Zamarbú, aproximadamente entre los años 1985/86, Pedro Martín-Buro Martín, hijo de Pedro Martín-Buro Caba, recuerda que estaba haciendo una fotografía a la fachada de la empresa y, entonces, su padre se le acercó y mientras miraban juntos la fachada le dijo: “Hijo mío, recuerda, Zamarbú es sagrado”. Él pensó por aquel entonces que su padre ya chocheaba: “¿Cómo va a ser sagrado si se acaba de fundar?”, se preguntaba.
Unos años más tarde, concretamente en 1987, lamentablemente su padre murió, dejando un legado que pocos padres podrían dejar a sus hijos: Una empresa en funcionamiento, un equipo de 17 profesionales, suficiente dinero para construir la primera nave y un contrato con la marca Pegaso para la elaboración de casi 200 cisternas para el Ejercitó Marroquí.
Sin embargo, unos meses después llegaría una mala noticia para la empresa, recibiendo una llamada de Pegaso en la que informaba a Pedro Martín-Buro Martín que paralizara la producción de cisternas porque los marroquíes no habían hecho efectivo el primer pago.
Desencajado y con la inconsciencia de prácticamente un “crio”, ya que por aquel entonces solamente tenía 23 años, acudió a Pepe para comunicarle que paralizara la producción.
Pepe ha sido una de las figuras más relevantes de esta empresa, que empezó a trabajar con su padre cuando tenía 13 años y estuvo en Zamarbú hasta que cumplió los 65 años, iniciándose como aprendiz y llegando a ser jefe de producción cuando Pedro Martín-Buro Martín se hizo cargo de la empresa.
Pues bien, Pepe, con templanza, tras escuchar a Pedro decirle que detuviera la producción, le señaló que “la chapa está cortada, plegada y la gente no tiene otra cosa que hacer, yo no voy a parar la producción de las cisternas”.
Entonces Pedro reaccionó y, ante tal situación, se hecho a la calle a buscar la manera de que la producción no se detuviera, siendo su primera parada en Ciudad Real, concretamente en “Traymeca”, concesionario Nissan.
Allí se presentó y habló con su gerente: “¡Buenos días¡, soy Pedro Martín-Buro, hijo de Pedro ‘Zamarbú’” y le expuso su problema. El gerente de “Traymeca” le contestó, “¡Hombre, el hijo de Pedro!, y añadió, “¿Qué el hijo de Pedro está sin trabajo?”… Enseguida salió de su despacho y, a unos empleados que estaban poniendo las placas a un camión, les señaló “Ese camión no va a Villanueva de los Infantes, va para Manzanares”. De similar forma, acudió a otros sitios y, a los 15 días, la empresa tenía trabajo para tres meses.
Esta situación marcó la vida profesional y personal de Pedro Martín-Buro Martín, y comprendió a su vez la relevancia de la figura de su padre y de aquella frase que le dijo: “Zamarbú es sagrado”.
Manzanares: Estrategia y corazón.- Pedro Martín-Buro Caba tuvo propuestas muy suculentas para instalarse en Madrid, al igual que las tuvo su hijo para instalarse en Valdepeñas o en Daimiel. Pero, primero, porque sus raíces son manzanareñas y, segundo, porque la ubicación de Manzanares a nivel peninsular es estratégica, dado que el cruce de la N-IV con la N-430 (ahora A-43), facilita que cualquier cliente pase prácticamente por su puerta.
Zamarbú es una empresa que, desde Manzanares, compite diariamente con el mayor fabricante mundial de volquetes en Alemania. También con los principales fabricantes de semirremolques basculantes de aluminio, ya sean alemanes, franceses, valencianos o segovianos.
Asimismo lo hace Marzabú, que se mueve en el sector altamente competitivo del alquiler, luchando con grandes multinacionales. Marzabú tal vez no es la empresa de alquiler más grande de Castilla-La Mancha, pero sí una de las más grandes. Todo lo contrario que Zamarbú, que sí es el mayor fabricante de semirremolques basculantes de aluminio de Castilla-La Mancha.
Tanto Zamarbú como Marzabú son empresas de Manzanares, con sede social en la localidad, algo muy importante no solo de cara a pagar impuestos para el Ayuntamiento o la Comunidad, sino por los beneficios que se revierten en Manzanares y su comarca, generando riqueza, oportunidad de negocio para clientes, proveedores y empleabilidad. ¿Después de 75 años se irían a otro lado, aun con los diferentes tiempos de crisis que han pasado? Por supuesto que no, y así lo han demostrado.
Sus líneas de productos son muy amplias: Semirremolques basculantes de todo tipo, semirremolques de acero, basculantes, góndolas, dumpers de obra, portamaquinaria, camiones militares, equipos multilift, capotas para Pick-up, camiones grúa, vehículos especiales… y avalados por la mayoría de fabricantes de camiones, dos de cada tres grandes empresas, las Fuerzas Armadas, clientes del transporte y distribución, etc.
Zamarbú es una gran empresa con una larga historia, una gran experiencia, una trayectoria intachable, fiable, innovadora y con una estabilidad que da tranquilidad y seguridad a sus clientes, trabajadores, proveedores y colaboradores con un futuro que promete.
Texto: Juan Diego García-Abadillo.
Fotos: Zamarbú