Francisco Javier Morales Hervás / Doctor en Historia

Enrique IV de Castilla nombró heredera a su hermanastra Isabel en el Tratado de los Toros de Guisando (1468), pero al descubrir que se había casado en secreto con Fernando, heredero de Aragón, nombró sucesora a su hija Juana “la Beltraneja”. Al morir Enrique IV se inició la Guerra de Sucesión castellana (1475-1479) que finalizó con el Tratado de Alcaçovas (1479) por el que se reconocía a Isabel como reina.

El reinado de los Reyes Católicos supuso el paso de los tiempos medievales a la Edad Moderna en España. Con el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón en 1469 se creaban las bases de la futura unidad dinástica de ambas coronas, que se produjo cuando Isabel I accedió al trono castellano en 1474 y Fernando II alcanzó el aragonés en 1479. En esta unión dinástica cada Corona conservaba sus propias instituciones, leyes y monedas, por lo que aún no se puede hablar de “unión nacional”, aunque los Reyes Católicos crearon instituciones comunes (como la Inquisición) que consolidaran una monarquía de corte autoritario. De este modo, lograban el máximo poder político y jurisdiccional, aunque respetaban los privilegios sociales y económicos de la nobleza y el clero.

Política Interior

Los RR.CC. fundamentaron en Castilla las bases de su política al ser el territorio más dinámico y más poblado y ser sus instituciones más fácilmente controlables por el poder real. Los principales ejes de su reinado fueron:

  1. Unificación del territorio peninsular: el primer paso lo dieron con la conquista de Granada, último reducto musulmán en la Península Ibérica. Las hostilidades se iniciaron en 1482 y finalizaron con la toma de Granada en 1492. En 1512 Fernando ocupaba el reino de Navarra y las cortes castellanas aprobaban su incorporación a la corona de Castilla en 1515, respetando sus fueros e instituciones. La política de acercamiento a Portugal se basó en diferentes uniones matrimoniales, aunque, en principio, fracasó al morir Miguel, nieto de los RR.CC. y heredero al trono portugués.
  2. Fortalecimiento del poder real: los RR.CC. crearon una monarquía autoritaria al concentrar un inmenso poder tras someter políticamente a la nobleza, aunque respetaron su poder económico y privilegios sociales, destacando, en este sentido, la creación en 1505 del mayorazgo, institución jurídica según la cual las tierras de los nobles pasaban íntegras en herencia al hijo mayor y no se podían enajenar, lo cual consolidó las grandes propiedades que se habían ido formando durante la Reconquista. También desarrollaron una política de unidad religiosa para que todos sus súbditos fueran católicos. En marzo de 1492 decretaron la expulsión de judíos que no aceptaron convertirse al cristianismo; con los mudéjares se intentó, en un primer momento, cristianizarlos, pero tras la rebelión musulmana de las Alpujarras (1499) se cambió esta política y en 1502 Cisneros obligó a la conversión forzosa de los mudéjares, que se transformaron así en moriscos (se convirtieron unos 300.000); además, se controló a la Iglesia española al revitalizar las regalías (control en el nombramiento de obispos), hacer depender la Inquisición (creada en 1478) de la monarquía y no de Roma, y nombrar al rey como maestre de las órdenes militares.
  3. Formación de un Estado moderno: se creó una monarquía autoritaria frente a los intereses de la nobleza y del clero. Para ello se reorganizó el Consejo Real de Castilla (1480), profesionalizándolo al introducir funcionarios con formación jurídica. Se crearon también una serie de cargos e instituciones para ejercer mejor el poder real como: Audiencias o chancillerías para el control del sistema judicial, Consejos de gobierno, Secretarios reales, Virreyes, Hacienda Real, Ejército permanente, corregidores y Santa Hermandad. Se redujo el papel de las Cortes de Castilla, aunque en Aragón aún mantuvieron bastante protagonismo.

 

Política exterior

  • Mediterráneo: los franceses deseaban hacerse con el control del reino de Nápoles, zona de influencia española, lo cual provocó diversas guerras que acabaron con la victoria de las tropas españolas al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba (Gran Capitán) y la ocupación de Nápoles (1503). En el norte de África se conquistaron enclaves estratégicos como Melilla y Orán para proteger las costas del sur de España del ataque de piratas berberiscos.
  • Europa: el principal objetivo era aislar a Francia; para ello se propició algún enfrentamiento como el que permitió conquistar los territorios franceses del Rosellón y la Cerdaña (1493) y se promovieron alianzas con Inglaterra y el Sacro Imperio a través de acuerdos matrimoniales como el alcanzado para la unión de Felipe el Hermoso y Juana de Castilla.
  • Atlántico: los RR.CC. completaron la conquista de las Islas Canarias, enclave estratégico para las rutas hacia África y América. Enrique III, a comienzos del siglo XV, ya logró incorporar a Castilla las islas de Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro. La anexión completa del archipiélago se inició tras el Tratado de Alcaçovas (1479) por el que Portugal reconocía los derechos castellanos sobre Canarias, conquistándose Gran Canaria (1483), La Palma (1493) y Tenerife (1496). Por otro lado, la expedición de Colón y el descubrimiento de América permitió incorporar paulatinamente todo este territorio a la Corona de Castilla.

 

Imagen superior: Los Reyes Católicos, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla. Wikipedia