Llegamos a la recta final del verano en las piscinas municipales de La Solana y la sensación es clara: hay más bañistas de lo habitual. A falta de datos oficiales, la afluencia ha crecido y una de las razones ha sido la reapertura del servicio de bar, que en los últimos años había permanecido cerrado. “Está viniendo más gente que otros años y se ha notado bastante que se ha reabierto el bar”, ha declarado a Radio Horizonte David Policarpo Ruíz, uno de los socorristas. Su experiencia le dice el servicio hostelero anima a más usuarios, que tienen así la posibilidad de solazarse en la terraza para comer o tomar algo. El bar, y también la comodidad de la instalación, contribuyen a que los bañistas acudan al complejo, que incluye una piscina olímpica y otra más pequeña. “Coinciden en que las piscinas municipales de La Solana tienen muy buenas condiciones y se está muy a gusto; además, el bar le ha dado mucha vida”, insiste.

Tras varios años trabajando como salvavidas, recuerda que están para atender a la gente e insiste en que su trabajo tiene mucho de prevención. “Nuestro objetivo es que la gente disfrute y por supuesto que cumplan unas normas”. “A nivel personal, tienes que armarte de paciencia porque pasas muchas horas en un mismo entorno”. “Lo más importante es estar atentos y llegado el caso atender cualquier eventualidad”, subraya.

Por suerte, no suele haber incidencias importantes. La gente es cada vez más precavida, todo el mundo sabe nadar y los niños más pequeños vienen con medidas de seguridad, nos dice su compañero Manolo Delgado, que también acumula muchas campañas como socorrista. Sin embargo, advierte de que el agua es muy traicionera y nunca se puede descuidar esa atención. “Una persona se puede ahogar muy rápido, sobre todo un niño”. “Nunca hay que perderle el respeto al agua”. Recuerda que un amigo suyo vivió una tragedia en la piscina de Azuqueca. “Un niño se ahogó durante un curso de natación con el socorrista y el monitor delante”. Conviene recordar que en 2023 murieron 422 personas ahogadas durante baños recreativos.

Lo más habitual es atender rozaduras, cortes o picaduras, pero raramente se producen situaciones de emergencia, afortunadamente. A ello contribuye el buen comportamiento de los bañistas, que en general cumplen las normas, más allá de que haya algunos niños más revoltosos de vez en cuando. La campaña terminará a final de mes y será el momento de conocer números concretos y poder compararlos con temporadas anteriores.