Según la leyenda, los Jardines Colgantes de Babilonia, considerados como una de las siete Maravillas del Mundo Antiguo, fueron construidos en el siglo VI a.C. por el rey Nabucodonosor II para su esposa, Amytis, que añoraba su hogar. Como princesa persa, Amytis echaba de menos las boscosas montañas de su juventud y, por ello, Nabucodonosor le construyó un oasis en el desierto, un edificio cubierto de árboles y plantas exóticas, escalonado para que se pareciera a una montaña. El único problema es que los arqueólogos no están seguros de que los Jardines Colgantes hayan existido realmente.