En 1902, J. A. Birchall, de Launceston, Tasmania (Australia), tenía una papelería y se dio cuenta de que era muy difícil, e ineficiente, vender papel para escribir en pilas plegadas (se vendían cuatro hojas de papel dobladas a la mitad para tener ocho). Como solución, le puso pegamento a las hojas dobladas a la mitad y lo sostuvo con una lámina de cartón. De esta manera creó el cuaderno y lo nombró “Silver City Writing Tablet” (Tableta de escritura de Silver City). Conforme pasó el tiempo, se perfeccionó y se le agregó una espiral, se le cosió, o simplemente se pegaron las hojas.