Francisco Javier Morales Hervás, Doctor en Historia.

Hace unos 10.000 años el clima en nuestro planeta empezó a experimentar un notable cambio con la finalización del último período glaciar (Würm) que ha sufrido la Tierra, sobre todo en sus latitudes más septentrionales. Se iniciaba así el actual período geológico, conocido como Holoceno, caracterizado por unas temperaturas más suaves. Esta notable transformación climática tuvo enormes consecuencias tanto en el relieve como en la flora y la fauna. Muchos de los grandes herbívoros que servían de base alimenticia a los humanos de finales del Paleolítico emigraron o desaparecieron y la subida de las temperaturas favoreció la aparición de bosques en zonas anteriormente ocupadas por nieves casi permanentes.

Este clima más benigno sería clave para la aparición de la agricultura y la ganadería, transformaciones económicas que son la base del Neolítico y que, en el caso de la Península Ibérica, llegarían desde Próximo Oriente hacia finales del VI milenio a.C. En la provincia de Ciudad Real aún son escasas las evidencias de actividad humana correspondientes a los tiempos neolíticos, no obstante debemos destacar el hallazgo en el término municipal de Villamayor de Calatrava durante la realización del gaseoducto Sevilla-Madrid de una tumba en la que junto al difunto aparecieron unos materiales cerámicos cuya tipología permite relacionarlos con modelos similares documentados en Andalucía y que se han datado entre el Neolítico Antiguo y Medio, es decir, en una fase que podría corresponder al IV milenio a.C. Entre los elementos de ajuar que se encontraron en este interesante enterramiento hay que destacar la presencia de unos restos de conchas de origen marino, lo cual parece evidenciar que las poblaciones asentadas en esas fechas en el interior peninsular ya mantenían ciertas redes de contactos comerciales que permitían relacionarlas con zonas del litoral, desde donde llegarían las innovaciones neolíticas.

Aunque probablemente aún sería habitual el hábitat en cuevas, la mejoría en las condiciones climáticas favorecería que, de forma progresiva, el asentamiento al aire libre fuese cada vez más habitual y un buen ejemplo de este tipo de ocupaciones lo constituye el yacimiento de la Vega de los Morales (Aldea del Rey), donde se han recuperado numerosos materiales en superficie como puntas de flecha, dientes de hoz y hachas pulimentadas, cuya tipología permite relacionarlos con actividades agrícolas y atribuirlos a una fase final del Neolítico que podemos situar hacia comienzos del III milenio a.C.

Izq.: yacimiento arqueológico de Oreto y Zuqueca de Granátula de Calatrava, lugar en el que se ha hallado cerámica campaniforme perteneciente al Calcolítico. Dcha.: Materiales asociados a los enterramientos de Cerro Ortega en Villanueva de la Fuente.

Poco tiempo después llegarían a las actuales tierras de la provincia de Ciudad Real los primeros elementos correspondientes a poblaciones que ya conocerían la metalurgia, concretamente del cobre, lo que daría lugar al inicio de una etapa histórica conocida como Calcolítico o Edad del Cobre. De este modo, tenemos documentados algunos asentamientos de mediados del III milenio a.C. entre los que debemos destacar Huerta Plaza (Poblete) y Molino Columba (Granátula de Calatrava) donde se han recuperado numerosos materiales arqueológicos, como hachas pulimentadas y cerámicas con bordes de forma almendrada. A una fase de transición entre el Neolítico Final y el Calcolítico se atribuye un enterramiento colectivo documentado en el Cerro Ortega (Villanueva de la Fuente) donde se recuperaron restos óseos pertenecientes a 19 individuos. Una cronología similar presenta otro enterramiento colectivo de 4 individuos documentado en Cueva Maturras (Argamasilla de Alba)

La fase más avanzada del Calcolítico se caracteriza por una mayor expansión del uso de cobre asociada a la difusión de un tipo de cerámica muy peculiar, conocida como campaniforme por la forma acampanada que presentan sus recipientes más característicos. Se trata de una cerámica de calidad que en ámbitos funerarios suele ir acompañada por otros elementos como puntas de flecha, puñales de cobre y brazaletes de arquero. Este tipo de cerámica aparece representada en numerosos yacimientos de nuestra geografía provincial y entre ellos podemos destacar Oreto (Granátula de Calatrava) y El Castellón (Villanueva de los Infantes).

Izq.: Tumba neolítica de Villamayor de Calatrava en una imagen de Juan Manuel Rojas Rodríguez-Malo y Ramón Villa González. Dcha.: ejemplo de cerámica campaniforme. (Wikipedia)