Oliva Carretero

Siempre ha existido la necesidad de cobijarse, de refugiarse pero también de vivir, de habitar o morar en un lugar. Ya los primeros pobladores ocuparon cuevas, espacios en las montañas a salvo de las alimañas y donde cubrían las necesidades básicas y practicaban diferentes actividades con clara diferenciación entre hombres y mujeres. Poco a poco, el hogar se fue construyendo en torno a una hoguera, un fuego que iluminaba y calentaba la ‘vivienda’, donde se cocinaban los alimentos y era muy útil para la preparación de herramientas de caza o para la pintura y decoración de paredes. Curiosamente, el diccionario define, en primer término, el hogar como sitio donde se hace la lumbre en las cocinas, chimeneas y hornos de fundición.

En torno a ese hogar, ese espacio con fuego, miles de familias han vivido el paso de la vida. Típica y usual era y lo sigue siendo la imagen de la familia de Ciudad Real, más en los pueblos, en torno a una lumbre, donde se come y se guisa, pero también donde se comparte, se vive, se charla y se disfruta con el padre, la madre, los abuelos o los hijos. Conocidas por muchos son las matanzas del cerdo en torno a las cuales se juntaban las familias para disfrutar de un día de comida y fiesta. Pero hogar también es, según el diccionario, la casa o el domicilio, y también la familia o grupo de personas emparentadas que viven juntas. De ahí que casa y hogar se complementen.

Mientras que la casa es el espacio físico donde uno vive, el hogar es mucho más, es el lugar donde uno comparte la vida con la familia, pero también donde se disfruta, donde se invita a los amigos más íntimos. Esa apreciación también la diferencian los encuestados de nuestro termómetro, para quienes la casa puede ser muy fría pero el hogar no, éste se va creando con los años para que sea confortable y donde se conviva con los seres más queridos. Para algunas personas, las menos, la casa es el lugar donde comer y dormir pero en el que no pueden disfrutar del hogar, del confort, por falta de tiempo, excesivo horario de trabajo o por otras circunstancias.

Mi casa es mi reino

Mi casa, mi reinoTambién puede haber otro significado en el que la casa es vista como un símbolo de ‘poder’, de posición social, de predominancia sobre otros. “Mi casa es mi reino” pueden decir muchos y, por ello, “voy a hacer el salón más grande que mi vecina y voy a poner estos sofás de última moda”, pueden decir algunos, mientras otros intentan decorar el baño a la última o hacer la cocina con el mejor diseño. Sobre todo en tiempos de bonanza económica, en familias con dos sueldos y ahorros, algunos cambiaron un piso de tamaño pequeño o medio por una vivienda más grande y en un barrio más seleccionado.

Ahora son muy frecuentes las reuniones de amigos íntimos en casa, de manera informal en la cocina equipada con todo lo necesario y en el salón-comedor donde disfrutar de la cena y la velada.
Pero para tener la casa de nuestros sueños, hay que ir cumpliendo una serie de pasos obligados teniendo en cuenta que es una de las compras o inversiones más importantes de nuestra vida. Los problemas de desempleo hacen que una pareja joven se piense muy mucho comprar o construir la casa de su vida. Como advierten algunos de los suministradores de elementos para el hogar, la pareja joven de 25 años a la que sus padres les pone la casa ya no es lo que abunda en el mercado, “los novios ya no son tan jóvenes, tienen treinta y tantos años y muchos deben costearse los gastos de su casa”.

Manuel, de 34 años, y Claudia, de 30, acaban de casarse en octubre. Ambos trabajan y adquirieron una casa en un pueblo cerca de Ciudad Real hace unos años con la intención de arreglarla y equiparla para el futuro. Han amueblado solamente el salón y el dormitorio por unos 12.000 euros, la cocina ya estaba equipada, “preferimos amueblar poco y bien, lo justo para estar confortables porque si lo compras todo se te va un pico”, arguye el flamante recién casado. En un principio compartirán el hogar los fines de semana porque cada uno trabaja en lugares distintos, alguno incluso fuera de la provincia, algo cada vez más frecuente entre las parejas jóvenes.

Elegida la vivienda, cualquier ciudadano debe cumplir con el requisito del préstamo hipotecario. Es un hecho que el número de hipotecas está creciendo en España, un 25 por ciento más en agosto de 2015 (el último mes publicado por el Instituto Nacional de Estadística) respecto al mismo mes del año anterior.

En la provincia de Ciudad Real también se está cumpliendo esta premisa pero aún en menor medida. En agosto pasado, los bancos firmaron hipotecas por 7,8 millones de euros para 108 viviendas, con un valor medio de 72.000 euros, mientras que en agosto de 2014 las hipotecas suscritas fueron 83. Cifras todavía muy bajas lejos de los 1.263 préstamos hipotecarios rubricados en un mes de 2008 pero con la esperanza por parte de los profesionales de alcanzar mejores cotas en vista de la situación de mejoría a nivel nacional, y de síntomas tan positivos como el hecho de que el tipo de interés aplicado a las hipotecas en nuestro país, del 2,12 por ciento, se sitúa por debajo de la media europea por primera vez en más de un año y medio.

Manos a la obra

En la construcción, la vivienda debe ajustarse a las demandas del mercado. Tanto ha cambiado el sector que cualquier almacén de materiales antes ofrecía cemento, ladrillo, teja y poco más, pero ahora han diversificado el negocio abarcando muchos otros artículos atendiendo a lo que pide el cliente, incorporando azulejos, ornamentación para el jardín, aparatos de calefacción, calderas, chimeneas, etcétera.

Otro apartado importante en la casa son las reformas. El 80% de las mejoras del hogar se ubica en el cuarto de baño, donde se cambia la bañera por un plato de ducha, sobre todo, las personas mayores que buscan una mayor comodidad y a la vez evitar males mayores o cualquier tipo de accidente.
En esta reforma pueden oscilar los precios por lo que el consumidor busca y pregunta por varios sitios hasta que coincide lo que le ofrecen con el volumen de gasto que ha previsto. En este sentido, algunos establecimientos consultados indican que muchos clientes acuden con un presupuesto preconcebido de 600-700 euros pero lo habitual en estos casos es un coste de algo más de mil euros para cambiar la bañera por la ducha y el azulejo de la zona de baño solamente. En otros casos, el consumidor prefiere cambiar todo el azulejo lo que puede alcanzar los dos mil euros.

En un análisis de nuestro hogar, habitación por habitación, el lugar más noble es el salón, donde a veces se comparte espacio con el comedor o es independiente y se utiliza solo para las visitas. La tendencia es a disfrutar de él con la familia unida, con sofás de piel y una gran televisión de plasma.
En cuanto a su decoración, se prefieren maderas naturales en revestimientos, puertas y mobiliario, estilos industriales o también colores intensos en la lencería del hogar.

Cocinas cómodas y prácticas

La cocina ha pasado a ser el lugar de trabajo donde se prepara el desayuno, la comida y la cena al lugar donde se vive una parte importante, se reúne la familia y se invita a los amigos, con cocinas mejor equipadas y muy cómodas y prácticas. Económicamente, esta habitación supone la mitad del gasto de amueblar una casa. Puede haber presupuestos de siete a diez mil euros donde se incluye toda la cocina amueblada con electrodomésticos, encimera de piedra, etc., pero también depende de las necesidades y posibilidades económicas y hay presupuestos menores, y mayores.

Algunos fabricantes consultados por Ayer&Hoy señalan que actualmente hay dos tipos de clientes: la pareja de más de 30 años que compra una línea moderna, atemporal, con colores neutros o pasteles, no a los colores vivos, y donde la cocina es el centro de reunión, donde se recibe a los amigos y se disfruta y de un buen manjar maridado con un vino.

En estas cocinas, lo prioritario es lo ecológico, lo sencillo, y con espacio para organizar bien todo el menaje de cocina. El mobiliario es liso, sin tiradores, con encimeras de piedra (granito, cuarzo…) y con electrodomésticos de clase energética superior que ahorran en consumo de agua y electricidad. La limpieza es más sencilla, con productos antihuella, y la organización más cómoda. También existe otro segundo tipo de persona que compra una cocina, la mujer de mediana edad que quiere poner su segunda “y definitiva” cocina. Para ella, el diseño no es tan importante pero sí coincide con el joven en que las tonalidades del mobiliario sean blancas o pasteles, y buscan algo que les dure para toda la vida. Aprovechan igualmente el momento de compra para ampliar el espacio y añadir una despensa.

La clásica cocina de madera ya no es tan buscada como antaño, dicen los profesionales consultados, “se siguen vendiendo sobre todo en los pueblos pero menos”. Y es que las tendencias han cambiado, la comodidad y el diseño y si puede ser el ahorro marcan la adquisición de uno de los equipamientos más importantes de la casa, junto con el colchón, la televisión y el sofá.

Calefacciones

La confortabilidad no solo depende del equipamiento y la decoración del hogar. El aire acondicionado en verano y la calefacción ahora en otoño-invierno es algo imprescindible en la casa y elegir los mejores mecanismos en eficiencia energética y ahorro es motivo de análisis familiar. Si en verano, la venta de aparatos de aire acondicionado y ventiladores se dispararon con las elevadas temperaturas registradas durante la mayoría de los días de julio y agosto, con la llegada del frío, el planteamiento es cómo calentar la casa y cuál es el mejor sistema. Gas natural, gas propano, gasóleo, biomasa así como bombas de calor, energía radiante, o aparatos eléctricos son los principales sistemas elegidos, pero siempre conviene analizar cada tipo de energía para conseguir una optimización del calor en la casa y al menor coste. En este sentido, hace pocos años eran muy demandadas las calderas de biomasa por el alza del precio del gasóleo, pero desde hace 3 años, advierten desde los almacenes de construcción, la cosa ha cambiado totalmente y ha sido la biomasa la que ha subido “un disparate”.

La mejor energía

Las diferencias de uso de sistemas de energía y calefacción también son evidentes entre Ciudad Real capital y los pueblos, ya que en éstos hay más espacio de almacenaje para leña, depósitos de gasoil y acumulación de biomasa. En la capital y grandes municipios de la provincia está más extendido el uso del gas natural, que requiere de canalización, tuberías, radiadores. Es una energía poco contaminante y con las calderas de condensación (para agua caliente y calefacción) se puede ahorrar hasta un 30% situando el indicador de temperatura en una posición óptima, no excesivamente elevada para impedir que la caldera tenga que calentar el agua a excesiva temperatura para luego tener que enfriarla. Tiene gran potencia calorífica y da un calor homogéneo en toda la casa. Igual sucede con el gas propano, pero con una instalación y calefactores algo más baratos.

La calefacción de gasóleo puede rentabilizarse en viviendas grandes y de climas fríos, más habitual en los pueblos. Se acumula en depósitos conectados a una caldera con radiadores, calienta muy rápido pero a menor temperatura que otras. El gasóleo es más barato actualmente que otras energías, pero puede variar a menudo, y se consume a un ritmo más lento y genera menos gases.

Otro de los sistemas de calor puede ser la bomba de calor, que cuenta con la ventaja de tener una sola instalación para verano, con el aire acondicionado, y para invierno. Es bueno en viviendas con inviernos suaves y veranos calurosos. El agua se calienta con termos eléctricos.

El suelo radiante cuenta con una superficie de más calor al estar distribuidos las tuberías de calor y con agua bajo el suelo. El ahorro puede ser de hasta un 30% al no tener que calentar de forma excesiva paredes y techos. También tiran de la electricidad los acumuladores, que producen y generan calor durante la noche para irradiarlo durante el día.

Por último, también es habitual la calefacción central a gas en comunidades de vecinos. Es importante recordar que en 2017 va a sufrir una modificación normativa por la cual cada vecino pagará por la energía que consume y no por su coeficiente de participación. Según informa la organización de consumidores OCU, los sistemas de calefacción central derrochan energía y además el calor no es homogéneo, por lo que desde Europa se va a obligar a instalar contadores individuales en edificios con climatización central con el fin de repartir el gasto centralizado, de manera que lo que paga cada propietario se acerque lo más posible a la energía que realmente gasta.

Por último, está la estufa de leña tradicional o la chimenea donde aún muchos hogares de la provincia pasan inviernos enteros. El principal problema es el espacio para almacenarlo.