Ana Belén Rodríguez

Ana Belén Rodríguez. Psicologa y Sexóloga

Es conocido por tod@s el refrán que dice: la primavera, la sangre altera. Y por supuesto, estamos convencidos que es así. Pensamos que con la llegada del calor, la desaparición paulatina de la ropa de abrigo y la alteración hormonal, nuestra vida sexual va a florecer como los almendros ante el roce continuado de los rayos del sol. Puede parecer de esta forma que, no tenemos control sobre nuestro deseo sexual.

En las parejas estables, hay etapas de mayor apetencia y otras de menor entusiasmo, pero ¿debemos dejar la responsabilidad de nuestro disfrute en manos de elementos externos que no dependen de nosotros mismos? ¿Debemos solo esperar a la llegada de la primavera para poder disfrutar del placer en la pareja?

Obviamente la mayoría diríamos que no. Entonces, ¿qué podemos hacer? La respuesta es simple: lograr que siempre sea primavera (de forma metafórica y aplicado al florecer del deseo dentro de la pareja).
Quizás para poder entender bien el camino a seguir habría que desterrar algunas ideas que tenemos sobre las relaciones de pareja:

– La primera etapa de una pareja, la “etapa de enamoramiento”, tiene fecha de caducidad. Es decir, llegará un momento en que lo nuevo ya no es nuevo, y no lo neguemos, lo conocido ya no atrae tanto. Lo conocido es la antítesis de la diversión, lo fantástico, lo misterioso y lo atrayente.

Ser conscientes de este aspecto, nos llevará a no dramatizar ese momento, sino a aceptarlo como otra etapa de la vida, y por supuesto esta nueva etapa no tiene que ser peor o negativa, en nuestras manos está que sea lo que queramos.

-La pasión en la pareja hay que trabajarla. Sí, seguimos considerando que la pasión surge de forma natural y espontánea, pero en una pareja estable la pasión hay que ganársela. La única forma: imaginación.

pareja primavera– Salir de la zona de confort. Uno de los aspectos más valorados dentro de una pareja es la estabilidad, la comodidad, tenerlo todo controlado etc… esa es tu zona de confort, en donde todo lo que tiene que ver con tu relación está bajo control, no hay detalles que se dejen al azar. Pero en cuanto hablamos de la pasión y del deseo, esta estabilidad, pueden jugarnos una mala pasada, ya que, como decíamos antes, lo novedoso, apasionante, peligroso y misterioso propio de nuestros deseos y fantasías sexuales no se llevan bien con lo estable y esperado. De nuevo romper con esta zona de confort puede salvar tu relación de la monotonía.

Abrirse al conocimiento, a las posibilidades, buscar retos continuos y alicientes, será tu único salvavidas.

– No des por sentado que tu pareja te pertenece. Me refiero a que no des por seguro que sabes todas sus inquietudes sexuales, deseos y fantasías. Esos pensamientos le pertenecen a él/ella. ¿Alguna vez habéis hablado de esto? Si tu respuesta es que no, te propongo que lo hagas. Interésate por lo que le gusta a tu pareja, lo que enciende su deseo. La recompensa está clara: placer y disfrute bidireccional. Lo que tu pareja experimente, influirá en lo que tú sientes.

Desterrando estos mitos pondremos las bases del “trabajo” posterior que tendremos que llevar a cabo. Sí, es un “trabajo”, pero placentero y lleno de aspectos positivos que tendrán consecuencia en nuestra felicidad, y bienestar. La fórmula sexo + rutina = aburrimiento es algo común, pero evitable.

De cualquier forma y volviendo a no dramatizar sobre las dificultades sexuales, siempre puedes acudir a un profesional que os guíe a abrir esas puertas a la imaginación y al reencuentro con la pasión. No hay nada negativo en tomar cartas en el asunto.

¿Qué decides? ¿Disfrutar solamente cada llegada de la primavera o vivir en una primavera constante?