Situada en Santa Cruz de Mudela, esta bodega cuenta con más de 130 años de trayectoria vitivinícola y cinco generaciones, sabiendo adaptarse a los cambios que en cada momento han sido necesarios

Hacia mediados del siglo XIX (en el año 1848) se tiene referencia de Don Francisco Antonio Cañaveras quien dedicó cuantiosas horas de afanoso trabajo en un pequeño bancal para cultivar unas vides. Así llegaron las primeras cosechas y el inicio de una actividad que se ha prorrogado a lo largo de cinco generaciones.


Unas décadas después un hijo de aquel pionero, Don Juan Antonio Cañaveras, funda una pequeña bodega, constituida por un vetusto lagar y continuando con las vides de su antecesor, ampliando su cantidad.


Heredero de esta primigenia vocación vinatera nos encontramos en la primera mitad del siglo XX a Don Antonio Cañaveras Castro que con un espíritu emprendedor y una gran constancia en el trabajo, consiguió que las vides de la familia y su producción vinícola fuesen reconocidas en aquellos históricos parajes de las “Tierras de Castilla”.

Izq.: Cartoncillo antiguo donde hace mención a una medalla que obtuvieron en la Feria Regional de la Mancha de 1952. Dcha.: Ana y Laura junto a su padre Antonio Cañaveras Bravo en la cata de una de sus nuevas cosechas.


En las últimas décadas del pasado siglo XX es la figura de Don Antonio Cañaveras Bravo el que emprende el proceso de adaptar la empresa familiar a las nuevas tecnologías en los diferentes procesos productivos. Es consciente de la imprescindible necesidad de esta adaptación tecnológica e inicia un acertado proceso de transformación de la bodega.


Y por último, llegados al actual siglo XXI, nos encontramos con Laura y Ana, “las Hermanas Cañaveras”, que son, hasta el momento, el último eslabón de una estirpe familiar cuyo amor al mundo de la vid y el vino se demuestran con una gran responsabilidad y el deseo de representar dignamente el legado histórico recibido; pero con la total convicción de no disminuir esfuerzo para difundir, aún más si cabe, la variedad y calidad de sus vinos.


Así¸ en la calle Gloria número 42 de Santa Cruz de Mudela, y con la referencia histórica de aproximadamente siglo y medio, descubrimos la trayectoria vitivinícola de estas cinco generaciones que han sabido adaptarse a los cambios que, en cada momento, han sido necesarios. El buen hacer durante tanto tiempo capacita para apostar por un propósito de presente donde ser capaces de sorprender y conseguir despertar agradables sensaciones a partir de unos vinos muy identificativos, sinceros, diferentes, francos y equilibrados.

Dos fotografías en las que se pueden apreciar dos momentos de la tradición vinícola de antaño, por un lado la familia en la viña, y por otro, cargando barricas de vino.


La bodega centenaria y sus instalaciones han quedado, con el transcurrir inexorable del tiempo, enmarcada en el recinto de una casona secular conviviendo en perfecta armonía el tradicional jaraíz con la tecnología más avanzada en vinificación. Destaca su encalado subterráneo poblado de barricas de roble, donde se respira de su peculiar perfume a uva y madera.


Este es el objetivo, ese mismo que se planteó Don Juan Antonio al construir la primera bodega en 1889, crear y creer en el vino desde el origen, desde el terruño y la cepa, y continuar así en todo el proceso de elaboración hasta el embotellar para conseguir que expresen todo su potencial.


En la actualidad a partir de las diferentes variedades de uva, tanto en tinta (Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Syrah y Merlot) como en blanca (Airén, Chardonnay, Verdejo) se obtiene una amplia diversidad de caldos que nos ofrecen las mejores alternativas para cada ocasión.

Antonio Cañaveras Castro (izquierda) y Antonio Cañaveras Bravo (derecha), valedores del desarrollo empresarial de las bodegas durante el siglo XX.


Así, la oferta nos lleva por diferentes gamas: “Premium”, “Provocativos y Desenfadados”, “Selección Crianza”, “los Clásicos de Siempre”, “Semidulce”, “Espumosos” y “Vinos Jóvenes”. Como vemos una pluralidad de opciones que garantizan el llevar a buen puerto la consigna empresarial desde hace tantas décadas: “Un vino para cada ocasión, una ocasión para cada vino”.


Y todos estos caldos con la calidad garantizada por estar bajo la Indicación Geográfica Protegida “Vino de la Tierra de Castilla”.


Una reciente alternativa puesta en marcha por Bodegas Cañaveras es la opción de conocer, de la mano de un profesional vitivinícola, cada uno de los rincones de esta vieja bodega. En esta visita se pueden descubrir los secretos que aúnan la práctica vitícola secular con la viticultura ecológica, conociendo las distintas variedades de uva y sus épocas de maduración, así como los momentos adecuados para la vendimia. Además, dentro del corazón de la bodega, se puede disfrutar de unas exquisitas catas con los diversos vinos elaborados como protagonistas del momento.


Bodegas Cañaveras tiene el privilegio de haber engendrado, en el interior del municipio de Santa Cruz de Mudela, un espacio que nos transporta al pasado, donde podemos destacar su antigua sala de tinajas. Este espacio “una bodega de toda la vida”, junto con su entorno peculiar de calles antiguas con vetustas casas o antiguas iglesias y ermitas, conforma un mágico conjunto histórico-etnográfico.

Izq.: Grupo de visitantes realizando enoturismo en la sala centenaria de tinajas de la bodega. Dcha.: Laura y Ana junto al gran chef Martín Berasategui en la Feria Alimentaria de Barcelona de este año.


Este es el presente, enmarcado en dos mujeres, Laura y Ana, que sus juegos desde la infancia ocurrieron entre barricas y olor a mosto. Una quinta generación familiar que ofrece frescura e innovación anexa y vinculada a la tradición de sus ancestros. Con la humildad como premisa y la constancia como disciplina con ellas se inicia una pequeña pero importante “revolución” familiar, ofreciendo vinos con personalidad propia.


Y siempre con los pies en el suelo, que es de donde se recoge la firmeza y equilibrio imprescindibles para obtener y ofrecer, años tras año, el fruto que da origen a todo lo que Bodegas Cañaveras representa.


Texto: Ángel Martín-Fontecha. Fotos: Bodegas Antonio Cañaveras