La idea de utilizar hielo o nieve para conservar los alimentos o mantenerlos fríos, es muy antigua. Su primer empleo estaba destinado a retardar su descomposición; el uso actual era secundario. En la actualidad es muy sencillo conservar los alimentos, gracias al frigorífico. El inventor fue el alemán Karl von Linde en el año 1879. Fabricó el primer frigorífico doméstico de naturaleza mecánica que salió al mercado ese mismo año. Empleaba un circuito de amoniaco, y su sistema se accionaba mediante una bomba de vapor. De este artefacto se llegaron a vender más de doce mil unidades en año el 1891. Un año después el ingeniero Seeger le dio su forma externa definitiva. En 1923 Balzer von Platen y Karl Munters inventaron el frigorífico eléctrico modelo Electrolux, cuya patente compró la norteamericana Kelvinator, que lo fabricó en serie dos años después. Pero era un electrodoméstico peligroso debido al uso de gases tóxicos como el amoniaco y el ácido sulfúrico, problema que se superó con el invento del gas freón en 1930 que, a su vez, crearía los problemas ecológicos a escala universal que todos conocemos. Con aquel último toque el frigorífico adoptaba su forma definitiva.