El origen del reloj de arena no es claro, aunque puede haber sido introducido en Europa por un monje del siglo VIII llamado Liutprando, que sirvió en la catedral de Chartres, Francia. Sin embargo, no empieza a verse hasta el siglo XIV y la evidencia más antigua es una representación de 1338 del fresco Alegoría del Buen Gobierno por Ambrogio Lorenzetti. Fueron sobre todo muy populares en los buques, pues proporcionaban la medición más fiable del tiempo en el mar. Además, se ven frecuentementeen uso en iglesias, hogares y lugares de trabajo para medir sermones, tiempo de cocción, y las pausas de trabajo. Si bien en la actualidad ya no se usan de forma general para controlar el tiempo, algunas instituciones los siguen manteniendo. Por ejemplo, las dos cámaras del Parlamento de Australia utilizan tres relojes para dividir el tiempo en ciertos procedimientos. A diferencia de la mayoría de los otros métodos de medir el tiempo, el reloj de arena representa concretamente el tiempo presente como algo que existe entre el pasado y futuro, y esto ha hecho que sea un símbolo perdurable del tiempo mismo.