Quizás sea por sus famosas bodegas, o por su gran tradición taurina, o por sus raíces flamencas, sus fiestas ecuestres o, por qué no, por el gran premio de motociclismo que cada año reúne en su circuito a miles de personas llegadas desde todas las partes del mundo. Sea como sea, la histórica y majestuosa Jerez de la Frontera hace ya muchos años que no pasa desapercibida, y raro es aquel que viaja a Cádiz y no hace parada en la ciudad más poblada de toda la provincia. Para conocer la historia de Jerez de la Frontera hay que retroceder en el tiempo muchos siglos pues por este enclave gaditano pasaron todos los pueblos que podamos imaginar. Por eso, para entenderlo mejor, lo ideal es perdernos por sus calles porque en ellas está escrita la historia.

El increíble patrimonio arquitectónico de Jerez nos permite descubrir, por ejemplo, lo que queda de las murallas del antiguo Alcázar, la también antigua mezquita o los baños árabes. También la inmensa catedral, un amplio templo de estructura gótica, o los Claustros de Santo Domingo. Una lista interminable de monumentos que componen su oferta cultural y que nos dejan claro que la lista de lugares que ver en Jerez de la Frontera es de lo más apetecible. Enclaves que descubrir, relajadamente, mientras paseamos por sus calles del casco histórico.

Y, para rematar el paseo, lo ideal será acercarnos hasta la céntrica calle Larga, donde se concentran la mayor parte de las tiendas y de la vida pública. La plaza del Arenal, que en el pasado sirvió como arena para luchas y enfrentamientos entre caballeros, concluirá tu paseo por el centro de Jerez.

Como principales recomendaciones de visita obligada están el Alcázar, con un perímetro de 4 kilómetros, el cual alcanzaba las 46 hectáreas en las que llegaron a convivir hasta 16 mil personas. Fue levantado en el siglo XII y se trata de uno de los pocos ejemplos de arquitectura almohade que perduran en toda la península Ibérica. Igualmente debemos destacar la Mezquita, levantada en el siglo XII, que aún conserva todos los elementos clásicos y sustanciales para el rito musulmán. Y sin olvidar su catedral construida en el siglo XVII como la iglesia Colegial, fue elevada a catedral en 1980 y aúna los estilos gótico, barroco y neoclásico. ¡Ah! Y no os olvidéis de sus caballos o de sus bodegas.

 

De vinos y tapas por los tabancos

Los tabancos son despachos de vinos tradicionales y típicos de este enclave gaditano, los lugares que no pueden faltar en la lista de lo qué hay que ver en Jerez, porque en algún momento toca hacer un inciso para catar su gastronomía. En los tabancos el vino se sirve a granel, como ocurría siglos atrás, directamente de la bota. Ya sean los finos, amontillados u olorosos, un vino de Jerez siempre sabrá mejor si se disfruta en un entorno tan tradicional como son estos locales, de los que quedan alrededor de una docena, muchos de los cuales abrieron sus puertas a comienzos del siglo XX.

Acompañando la copa de vino, lo mejor será degustar algunas chacinas típicas de la tierra o alguna tapa tradicional como puede ser la berza jerezana o los callos con garbanzos. La experiencia se verá rematada en cuanto alguien se arranque con el flamenco. Y es que es en estos locales, precisamente, donde más se vive este arte tan arraigado a Jerez. Uno de los más antiguos y con más solera es el Tabanco San Pablo, en el barrio de San Miguel. Aunque el decano de los tabancos es El Pasaje. Uno de los más jóvenes, abierto en 1993, es Casa Cristo. Así, acompañado por la mejor gastronomía, los mejores vinos y el mejor cante, vivirás una de las experiencias más maravillosas de tu visita a Jerez.