La Solana recibió, ordenadamente, a su patrona. La Virgen de Peñarroya regresó a la localidad tras la ausencia de la romería en su castillo y cuidando los protocolos anti Covid. Los vecinos y vecinas salieron a la calle para recibir a la imagen, intentando evitar las aglomeraciones en los itinerarios establecidos.

La patrona llegó, como es costumbre, a la una del mediodía del domingo. Mucha gente, aunque mucha menos que en otras ocasiones, aguardaban su llegada en las inmediaciones de su altar. Como es preceptivo, el alcalde, junto con el mayordomo de la virgen, destaparon el cochecillo. Posteriormente, los clásicos ‘vivas’, que fueron los primeros para el nuevo alcalde Eulalio Díaz-Cano. Momento muy emotivo, según recalcó posteriormente el propio regidor.

Toda la comitiva y las numerosas personas presentes entonaron, a capela, el Himno de la Virgen. La Banda Municipal de Música no estuvo en esta ocasión ni tampoco en el traslado vespertino, siendo ésta una de las medidas extraordinarias que se tomaron. La presidenta explicó que “los músicos expulsan partículas al aire cuando van tocando”, evitando así la propagación de aerosoles a su paso por las calles. Finalizado el himno de la patrona, la capitana de esta edición, Antonia Galindo, irrumpió también con los ‘vivas’ a la virgen y al ‘chatillo’.

La imagen quedó totalmente descubierta en su cochecillo y posteriormente bajó hasta el Humilladero en remolque y no a hombros. Por cierto, también se echaron en falta los remolques y tractores que habitualmente acompañaban a la patrona hasta la ermita. Autoridades y directivos, cerraron la comitiva, al igual que algunas personas a título particular.

Traslado a la parroquia

A media tarde, se abrió la ermita de El Humilladero para que los fieles pudieran acompañar a la virgen antes de su traslado a la parroquia de Santa Catalina. La patrona lució un atuendo diferente al matinal, con un manto en color claro y cambió el cochecillo por su clásica carroza. Tan sólo el sonido de ‘la caja de la virgen’ acompañó el viaje al templo parroquial. Tampoco hubo alabarderos, ni baile de banderas, ni mujeres ataviadas con la mantilla.

El traslado lo encabezaba el estandarte y la citada ‘caja de la virgen’. Seguidamente, la joven capitana con su bastón de mando junto a la presidenta de la cofradía y demás directivos. El clero y las autoridades cerraron el desfile procesional.

Orden y buen comportamiento

La presidenta de la Cofradía de la Virgen de Peñarroya, Rosa Sánchez, se mostró muy satisfecha de estos primeros actos “la gente visitó a la patrona en el castillo de forma ordenada y también se ha comportado muy bien en el recibimiento en La Solana”. Destacó “la emoción, el respeto,  la prudencia y el distanciamiento para evitar aglomeraciones” de la multitud en unas condiciones excepcionales por la pandemia. Agradeció profundamente el buen comportamiento de los paisanos, invitando a la ciudadanía a seguir participando en las próximas actividades previstas para esta semana.