Santo Domingo de Silos es un municipio y un monasterio de monjes benedictinos, situado en la provincia de Burgos. Además de la localidad homónima, incluye los núcleos de Hinojar de Cervera, Hortezuelos y Peñacoba. Villa y monasterio se asientan en la parte oriental del valle del Tabladillo, a 1.000 m. de altitud sobre el nivel del mar, y rodeado de altos montes de rocas calizas, escasamente cubiertos de encinas, enebros (sabinas), esquenos y pinos.
Algunos investigadores apuntan a que el monasterio de Santo Domingo de Silos está ligado a la historia de Rodrigo Díaz de Vivar (Cid Campeador) ya que éste y su esposa Jimena donaron algunas de sus heredades al monasterio, cuyo claustro aún se estaba construyendo en 1081, año en que el Cid fue desterrado. Turísticamente, forma con las vecinas localidades de Lerma y Covarrubias el llamado “Triángulo del Arlanza”, además de encontrarse en el denominado Camino del Cid.
La historia de la abadía y la historia de la villa de Silos, han caminado siempre juntas. El monasterio, que remonta sus orígenes al siglo X, Fernán González primer conde de Castilla, empieza a cobrar importancia con la llegada, en 1041, del monje Domingo Manso, natural de Cañas (La Rioja), proveniente del monasterio de San Millán de la Cogolla. Él restaura el monasterio, y da origen a un movimiento espiritual y cultural. La grandiosidad del claustro románico y la vida de los monjes has traspasado los límites de estos montes. Esta joya universal del románico, que en la actualidad se ha convertido en centro de peregrinación espiritual y artística, está declarada Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España.
El actual núcleo urbano del pueblo de Silos tiene sus orígenes en el fuero de Alfonso VI, rey de Castilla y León, concedió a la abadía, en 1098, por el cual el abad podía poblar junto al monasterio, quedando estos colonos bajo la protección y vasallaje del abad. La villa de Silos dependió del abad hasta el año 1440, fecha en que los monjes vendieron la villa de Silos a la casa de los Velasco, Condestables de Castilla, así lo atestigua el escudo que puede verse en la puerta de la Fuente.
Cementerio de Sad Hill
Entre las localidades de Contreras y Santo Domingo de Silos, yace un valle que alberga una singular atracción: el cementerio de Sad Hill, compuesto por 5.000 tumbas. A primera vista, uno podría pensar que se trata de un cementerio con una gran historia detrás, pero la realidad es que todas estas tumbas están vacías. La explicación a este enigma se encuentra en el cine, específicamente en el clásico del western El bueno, el feo y el malo, dirigido por Sergio Leone en 1966. Y es que este lugar fue el escenario de la icónica escena final entre Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef, mientras sonaba The Ecstasy of Gold de Ennio Morricone. Después del rodaje, el cementerio fue abandonado y quedó en el olvido durante décadas. Sin embargo, el interés en la película y en este lugar en particular nunca desapareció completamente. En 2015, un grupo de fanáticos y voluntarios iniciaron un proyecto de restauración para devolver al Cementerio de Sad Hill su apariencia original. La restauración fue un esfuerzo comunitario que atrajo a fanáticos de todo el mundo. Este proyecto no solo revivió el lugar, sino que también sirvió para atraer turismo y homenajear una parte importante de la historia del cine. Hoy en día, el Cementerio de Sad Hill es un destino turístico popular.