El desgarro producido por el amor centró la última representación de la 34ª Semana Nacional de la Zarzuela. La leyenda del beso, zarzuela en dos actos dividida en tres cuadros se representó en el Teatro Tomás Barrera a cargo de Musiarte Producciones. Se representó en programa doble. Con libreto de Enrique Reoyo, José Silva Aramburu y Antonio Paso, y música de los maestros Reveriano Sotoullo y Juan Vert, cuenta la romántica historia del amor ente el conde Mario, durante una cacería y Amapola, perteneciente a un grupo de gitanos que acampa en la zona.

Una visual zarzuela que destaca por su dulce ritmo melódico, trabajado y colorido vestuario además de su fuerza dramática. El amor de un conde que disfruta del ocio y que queda paralizado por la belleza de Amapola. Alberto Arrabal (en la primera sesión) y Jesús Lumbreras (en la segunda) han sido los dos actores encargados de protagonizar a Mario mientras que Chantal Garsan se mete en el papel de Amapola.

Gonzalo Terán, haciendo las veces de Iván, completa el eje protagonista de una obra que nos refleja los celos, el amor como sentimiento paralizante y embriagador.

La pasión como sentimiento humano queda reflejada por las andanzas de Gorón (Nacho Muñoz) ante cualquier mujer que ronda su presencia. La chispa llega con Simeona protagonizada por Alicia Monstesquiu. Un completo ballet adereza la puesta en escena de una obra que se estrenó en 1924 en el Teatro Apolo de Madrid.

La obra presenta momentos sobresalientes como el dúo cómico entre Simeona y Gorón con el conocido “Ay sóplame, sóplame, sopla” que levanta siempre conecta con el público. Por su intensidad dramática brilla el brindis “Oh licor que das la vida” donde se rompe la primera lanza en la tensión por los celos de Iván hacia Mario. Y el momento más destacado, el dúo de “¿Vendrás mujer?” donde el beso entre Mario y Amapola cumplirá la profecía matando las esperanzas de aquel y sumiéndolo en una gran desesperación.

Una obra intensa, colorida y dramática

Bajo la dirección escénica y diseño de vestuario de María Dolores Travesedo, la obra traslada al espectador hasta el campamento. Acompañado por un acertado juego de luces el baile de la tribu gitana sobrecoge por su fuerza e intensidad. La orquesta, dirigida por Luis Sánchez Romanos acompañó una representación con bellas piezas, dulce sonoridad. Una zarzuela dramática, viva y que mantiene al espectador metido en el argumento.  Jugosa para los amantes del género y dulce con momentos como el intermedio “Amor de hombre” que recibió un caluroso aplauso del público.

Con la representación de La leyenda del beso se cierra la 34ª edición de la Semana Nacional de la Zarzuela en la que se han podido ver seis grandes montajes líricos representados por la Compañía Maestro Andrés Uriel y Musiarte Producciones.