Francisco Javier Morales Hervás / Doctor en Historia

La llegada de tropas francesas a la península Ibérica en la primavera de 1808 y el inicio de la Guerra de la Independencia suponen, en gran medida, el punto de partida en el que podemos situar el origen de la España Contemporánea. Aunque, lógicamente, las principales decisiones se tomaron en otras zonas peninsulares, las tierras que conforman nuestro ámbito provincial no fueron ajenas a ellas y vivieron, de forma bastante intensa, todos los acontecimientos que se derivaron de este proceso bélico que nos enfrentó a los invasores franceses.

Tras el alzamiento del 2 de mayo en Madrid, las tropas napoleónicas intentaron desplegarse lo más rápidamente posible por toda España. Con la marcha de Carlos IV y Fernando VII a Bayona, el gobierno español estaba descabezado. Surgen por todo el territorio español sublevaciones espontáneas que fueron importantes para ganar tiempo mientras se intentaba organizar una dirección política y militar para hacer frente de manera coordinada a los franceses. Ante el vacío de poder empiezan a surgir entre finales de mayo y primeros de junio en diversas localidades de nuestra provincia Juntas de Defensa y Gobierno, como las constituidas en Ciudad Real, Almagro, Villanueva de los Infantes o Daimiel, en las que predominarán miembros de los grupos dirigentes más afines al Antiguo Régimen, en cambio, la formada en Valdepeñas tendrá un carácter más popular, lo cual tendrá especial relevancia en los acontecimientos conocidos como “Batalla de Valdepeñas”.

Rendición del general francés Pierre-Antoine Dupont de l’Étang al general Francisco Javier Castaños.

Desde mediados de mayo, el general Dupont había establecido un destacamento en Santa Cruz de Mudela, para controlar el acceso hacia Andalucía. Esta guarnición francesa fue atacada el 5 de junio por los habitantes de Santa Cruz de Mudela, matando a varios de los soldados y obligando al resto a huir hacia Valdepeñas, donde también fueron rechazados, por lo que acabaron refugiándose en Manzanares, donde recibieron la protección del general Roize, que se unirá al general Ligier-Belair para preparar el ataque a Valdepeñas y así facilitar el avance galo hacia el sur. Al amanecer del 6 de junio las tropas francesas se dispusieron para atravesar Valdepeñas, pero se encontraron con una resistencia mayor de la esperada, destacando la implicación popular de muchos valdepeñeros, entre los que sobresale la figura de Juana “la Galana”, que lideró la defensa de esta localidad frente a los primeros ataques franceses. Tras varios intentos fallidos de penetrar en la población, las tropas francesas abandonaron la idea de tomarla y se retiraron hasta Madridejos, lo cual supuso una gran ayuda para el general Castaños, que pudo contar, de este modo, con más tiempo para preparar el inminente enfrentamiento con los franceses. Además, en el mes de junio algunas partidas de guerrilleros interceptaron en el sur de nuestro territorio provincial correos franceses que llevaban información sobre la estrategia que estaba preparando el general Dupont para enfrentarse al ejército español, lo cual también contribuyó a la victoria en Bailén de las tropas españolas dirigidas por Castaños el 19 de julio.

El 6 de junio los franceses quisieron atravesar Valdepeñas, pero se encontraron con una fuerte resistencia destacando la implicación popular de muchos valdepeñeros, entre los que sobresale la figura de Juana “la Galana”, que lideró la defensa de esta localidad frente a los primeros ataques franceses.

Tras los primeros reveses padecidos por los oficiales franceses, el propio Napoleón decidió en noviembre venir a España con lo mejor de su ejército y, entre finales de 1808 y principios de 1809, logró cambiar la dinámica de la guerra, que empezó a ser muy favorable a los intereses franceses. En este cambio de dinámica debemos enmarcar la otra gran acción bélica producida en nuestro provincia: “la batalla de Ciudad Real”, en la que las tropas francesas del general Sebastiani se enfrentaron al ejército de La Mancha liderado por el general José de Urbina, conde de Cartaojal. En la mañana del 26 de marzo de 1809 las tropas españolas lograron resistir los primeros ataques del ejército francés en los puentes del Emperador y de Nolaya, situados a unos kilómetros al norte de Ciudad Real, sobre el cauce del río Guadiana, pero al día siguiente llegaron más refuerzos franceses que lograron romper la línea de defensa española situada entre estos puentes y la base del monte de la Atalaya. Al mediodía del 27 de marzo, las tropas francesas entraban en Ciudad Real e instalaban su cuartel en la Real Casa de la Misericordia. Este triunfo permitió a los franceses controlar todo el territorio hasta Sierra Morena y disponer guarniciones en varios puntos, como Almagro, Daimiel y Manzanares, para preparar el avance hacia Andalucía.